El concepto de transporte sostenible, esto es, motores que no utilicen combustibles fósiles, es bastante reciente y ante el calentamiento global, el efecto invernadero y el cambio climático comienza a ser promovido para reducir la contaminación ambiental y aspirar a un mundo más sano.
La Asamblea General de la ONU declaró recientemente el 26 de noviembre como el Día Mundial del Transporte Sostenible, en relación con los objetivos por alcanzar en 2030 según su agenda.
“El sector del transporte es el causante de aproximadamente una cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. El 91 % de la energía que se emplea en el transporte motorizado terrestre, marítimo y aéreo procede de combustibles fósiles. Esto hace que el sector sea uno de los más difíciles de descarbonizar”, dice un mensaje del secretario general António Guterres con motivo de la primera celebración de esta efeméride.
Prácticamente todo el funcionamiento de la economía, el intercambio de mercancías y los traslados de personas en las ciudades y de un país a otro depende del transporte, pero su funcionamiento parte precisamente de los combustibles fósiles, y también los lubricantes o ciertas autopartes se fabrican con determinados plásticos que derivan del petróleo.
De ahí que la búsqueda de fuentes alternativas, como los motores eléctricos o los híbridos que pueden funcionar indistintamente con electricidad o gasolina, comienza a ganar terreno en la industria automotriz.
El mensaje del secretario general de la ONU afirma que la humanidad está a la altura de superar el reto que supone reemplazar el petróleo como base de la movilidad del transporte actual por otras fuentes menos contaminantes, no solamente los motores eléctricos sino también los que funcionan con energía solar.
En cuanto a nuestro país, estudios de hace más de diez años establecían que en cada jornada laborable el transporte, tanto público como privado, depositaba sobre el Gran Santo Domingo 14 mil toneladas de monóxido de carbono, lo que con el crecimiento del parque vehicular debe de ser mucho más en estos días.
La búsqueda de reemplazos para el petróleo ya no es una necesidad, sino un imperativo para la supervivencia del planeta, antes de que la contaminación y el efecto invernadero terminen por convertir a la Tierra en un cascarón calcinado y vacío.