“Quien siente la montaña no necesita explicaciones y mientras existan paredes, agujas y aristas, habrá quien las escale y disfrutará de lo que hace, aunque no comprenda exactamente por qué”, escribió alguna vez el reconocido alpinista español Josep Manuel Anglada; otra frase anónima, muy popular entre los alpinistas es: “Antes de que el hombre conquistara las montañas, las montañas habían conquistado al hombre”.
Traemos a cuento estas frases porque hoy se celebra el Día Internacional de las Montañas con el lema “Soluciones basadas en las montañas para un futuro sostenible: innovación, adaptación y juventud”.
Sucede que las montañas son un desafío no solo para los escaladores, sino también para los montañeses, gente que vive, construye, y desarrolla la mayor parte de su existencia en esos ambientes inhóspitos.
Esta celebración, liderada por la FAO, se centra en rescatar y crear conciencia sobre cómo viven las comunidades de montaña, cómo han concebido soluciones para adaptarse a sus entornos hostiles, hacer frente al cambio climático, mitigar la pobreza y proteger o restaurar la biodiversidad y los ecosistemas en las regiones montañosas. El objetivo del DIM 2024 es centrarse en soluciones innovadoras, fomentar estrategias de adaptación y empoderar a la juventud para lograr un futuro sostenible.
El cambio climático, el calentamiento global y los deshielos forman parte de los enormes problemas que las comunidades de montaña tienen que enfrentar.
Promover estrategias de adaptación, fomentar prácticas que preserven los ecosistemas montañosos y generar oportunidades de trabajo para los jóvenes habitantes de estas regiones es una de las tantas prioridades que se plantean para el mediano plazo.
Las montañas son joyas naturales que se formaron durante milenios y no son meras atracciones turísticas, también almacenan y proveen de agua dulce prácticamente a la mitad de las poblaciones de la Tierra, lo que sirve a la agricultura, en sus laderas crecen bosques de coníferas y plantas medicinales, pero también suministran energía limpia y medicamentos, y albergan 25 de los 34 puntos críticos de biodiversidad del mundo.
Preservarlas, denunciar la tala indiscriminada que disminuye la provisión de agua, lo que afecta a más de 311 millones de personas que viven en estos lugares y son susceptibles a la inseguridad alimentaria, es una forma de preservar la vida de todos, porque el peligro es para todo el planeta.