Rusia advierte a Ucrania de "drásticas medidas" de represalia por ataques a Moscú y Crimea
Rusia advierte a Ucrania de "drásticas medidas" de represalia por ataques a Moscú y Crimea

Corresponde al papa Francisco la expresión de “insensata” para calificar la guerra en Ucrania, y que Donald Trump tacha de “ridícula”, que durante tres años solo escalaba y aproximaba al mundo a la hecatombe nuclear.

Ahora por lo menos se solivianta el discurso catastrofista y se aprestan negociaciones para finalizar un enfrentamiento que nunca debió comenzar, atizado por naciones que lo agitaron para priorizar sus propios intereses.

Lo anterior se confirma porque el 10 de marzo de 2022, a menos de dos semanas de la invasión de Rusia, ambas partes, lideradas por los ministros de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov y Dmytró Kuleba, negociaron en Estambul un plan de 15 puntos que garantizaría un alto el fuego y la retirada de los rusos siempre que Ucrania se comprometiera a la neutralidad.

Sin embargo, la oposición de países occidentales y la poca reciedumbre de Volodímir Zelensky malograron ese acuerdo, mientras el pueblo ucraniano sufría una confrontación desigual y abusiva.

Era tal, a ojos vista, esa desproporción, que amparado en la realidad de los hechos elCaribe editorializó a tan solo 12 días de la invasión, que se detuviera esa agresión por el único camino posible, el cese del fuego y la negociación a partir de esta premisa: Putin lleva, por mucho, la ventaja en terreno militar.

No había que ser adivino ni experto en cuestiones bélicas para advertir tempranamente el escenario al que se acude hoy, tres años después, mucho peor que el de Estambul en marzo de 2022, con un pueblo arruinado, un millón de muertos y más de seis millones de refugiados y su infraestructura inutilizada.

Y lo peor y más indigno es que se pretende decidir el futuro y repartirse a Ucrania, sin Ucrania, con un Zelensky disminuido y compelido a echarse a un lado, y unos “líderes” de papel de la Unión Europea totalmente a la defensiva, los que en sus últimos estertores apuntan a Putin y a Trump con carabina vacía.

Volvemos a nuestro clamor inicial de aquel editorial de marzo de 2022: “Los amantes de la paz deben estrechar filas junto al Santo Padre, el único liderazgo mundial que se yergue por encima de las pasiones, sin sesgos ni hipocresía, para que ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y terminar de inmediato con esta conflagración”.

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