Los Reyes Magos son tres personajes que figuran en los relatos bíblicos, que pasaron a la historia con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, este último el único rey negro, con su propia fiesta y celebración el seis de enero.
Su mención, además de los recuerdos de catequesis y lecturas litúrgicas, nos retrotrae a la infancia, cuando la fantasía y el candor de los primeros años llevan a los pequeños a creer que realmente existen estos seres especiales, que llegan en sus camellos cargados de juguetes.
El ritual que muchos padres han vivido, y que repiten después con sus hijos, incluye dejar un recipiente con agua y un poco de hierba para los camellos, porque tienen que hacer una larga marcha para llegar a todos los niños, y posiblemente no haya nada más encantador para un adulto comprometido con el bienestar de sus hijos que encontrarse a la mañana siguiente con la alegría ante el descubrimiento del juguete nuevo.
Los Reyes Magos son un reflejo de la ingenuidad, y aunque siempre se ha discutido si es conveniente o no que los niños crean en su existencia, posiblemente se trate de la mejor manera de crear recuerdos imperecederos en la memoria de las personas, sobre todo cuando sagaces adultos tengan la capacidad de descubrir exactamente lo que pasa por las cabecitas infantiles, de manera que sepan elegir regalos que permanezcan en la memoria hasta la mayoría de edad, y que no siempre son los juguetes más caros, a veces un buen libro, un rompecabezas o un set de pintura pueden llevar incluso a despertar una vocación.
También es altamente valorable el trabajo de muchas organizaciones de ayuda que se acercan en esa fecha a los orfanatos, a los hospitales, a las casa-cuna y a otros albergues para regalarles a los niños un juguete, una manera de afirmar que hasta esos pequeños tienen al menos por ese día el derecho a soñar.
También debiera promoverse que los jóvenes que ya han pasado la edad de creer en esas tradiciones desarrollen una preocupación genuina por acercarles un regalo a los niños vulnerables este día, como una forma especial de solidaridad.
Finalmente, deseamos a todos los niños, incluso al que cada uno de nosotros lleva adentro, un feliz Día de los Reyes Magos.