Las iglesias de la capital y el estadio Cibao de Santiago fueron escenarios de eucaristías y procesiones con motivo de Corpus Christi. Sacerdotes y feligreses llamaron al pueblo a acercarse más a Dios. Ricardo Flete
Las iglesias de la capital y el estadio Cibao de Santiago fueron escenarios de eucaristías y procesiones con motivo de Corpus Christi. Sacerdotes y feligreses llamaron al pueblo a acercarse más a Dios. Ricardo Flete

La palabra religión, que según algunos estudiosos tiene su origen en el término latino religare, que significa unir, agrupar, se refiere a la creencia en algo superior que rige los destinos del mundo y del universo, y que tiene representantes en la Tierra.

El tercer domingo de enero se celebra el Día Mundial de la Religión o Día Internacional de las Religiones, una fecha variable cuyo objetivo es que exista tolerancia entre las personas y entre los países sobre el tipo de religión que profesan, para evitar toda clase de conflictos, y que se respete la libertad de culto como un derecho universal.

La mayoría de los estudiosos coinciden en que el origen de la religión está en el temor a la muerte, lo que genera la creencia en que existe un “más allá”, y que para alcanzarlo es necesario llevar a la práctica una serie de normas, ceremonias y rituales que son propios de una determinada cultura, en la que el hombre establece una estrecha relación con una divinidad superior, representada por uno o varios dioses.

Ese “más allá” genera la necesidad psicológica en los seres humanos de creer en la existencia de un ser supremo, dotado de poderes superiores que ayuden al hombre a tener una existencia con mayor sentido y trascendencia, en un mundo tan vasto y complejo, y que la existencia se prolongue en esa región después de la muerte, es decir la vida eterna.

El tema resulta apasionante, incluso para los que no creen, pero estudian con interés ese afán del ser humano de estar en contacto con Dios, un deseo que hasta hoy sigue siendo una necesidad universal.
Esta fecha comienza a conmemorarse a partir de 1950, gracias a la llamada Asamblea Nacional Espiritual de la Religión Bahai, en Estados Unidos.

Este movimiento religioso monoteísta, cuyo líder espiritual y fundador fue conocido como Bahá’u’lláh, de origen persa, considera a Dios como la unidad y la fuente principal de todas las cosas existentes en el universo.

El llevar a cabo esta celebración representa la firme convicción de la existencia de principios espirituales que son compartidos por los fieles creyentes de las distintas religiones en todo el mundo, y cuyo fin es lograr una verdadera armonía y unificación de la humanidad y todo lo que ella representa, y que los conflictos religiosos sean cosa del pasado.

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