Se inicia hoy en Ginebra, Suiza, la 34° Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, una cita cuatrienal que quizá como nunca antes tenga tanta pertinencia, con un mundo plagado de conflictos bélicos.
Esta conferencia, que congrega a las redes humanitarias más grandes del mundo, con 191 Sociedades Nacionales y 196 Estados Partes de los Convenios de Ginebra de 1949, centrará sus discusiones en cinco resoluciones clave orientadas a promover soluciones humanitarias para desafíos mundiales.
Kate Forbes, presidenta de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, afirma que el encuentro se dará en medio de un sinfín de desastres y conflictos armados que se recrudecen, lo que hace urgente llevar la atención mundial a las poblaciones que sobrellevan estas crisis.
Precisamente ayer, tras el rezo del Ángelus, el papa Francisco dijo que aspira a que este evento despierte las conciencias para que en los conflictos se respete la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos, asimismo denunció la “masacre” de “demasiados niños” en las guerras y la destrucción de hospitales, escuelas e infraestructuras civiles.
Hacemos nuestro el llamado que formula la dirigencia de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que exigen acción inmediata para frenar los intolerables niveles de sufrimiento que causan los conflictos armados actuales, con demasiadas comunidades destruidas y familias separadas.
Y compartimos el llamado del Sumo Pontífice a rezar por la paz en Ucrania, Palestina, Israel y el Líbano para que “se ponga fin a la escalada y se priorice el respeto de la vida humana que es sagrada”.
Respecto a la “masacre de demasiados niños” sobre la que Francisco pide que la conferencia de hoy en Ginebra despierte las conciencias, el balance de Unicef hasta el pasado viernes para la Franja de Gaza es aterrador: 2.360 niñas y niños muertos y 5.364 heridos por los incesantes ataques, es decir, más de 400 niños muertos o heridos cada día.
Sin embargo, denuncia Unicef, sin acceso humanitario las muertes por ataques serían apenas la punta del iceberg: “La cifra de muertos aumentará exponencialmente si las incubadoras empiezan a fallar, si los hospitales se quedan a oscuras y si los niños siguen bebiendo agua no apta para el consumo y no tienen acceso a medicamentos cuando enfermen”, dice el organismo que protege la la niñez.