En elCaribe compartimos la preocupación del presidente Luis Abinader, externada la noche del domingo, por la amenaza que representa Haití con su pavorosa crisis, lo mismo que por la migración irregular que esta provoca.
También nos sentimos convocados por su llamamiento general, que incluye a políticos, empresarios y sociedad civil, para fortalecer el Pacto Nacional para la Formulación y Ejecución de Políticas que garanticen soluciones sin ceder un ápice nuestra soberanía.
Nos sorprendió la inesperada y dramática exhortación del mandatario, desconocemos los motivos políticos y de oportunidad ponderados para anunciar las medidas, pero no aparenta ser más de lo mismo, así que las apoyamos porque esta vez se agendan temas siempre mirados de soslayo, como legislar para sanciones más duras a empresas y personas que contraten inmigrantes indocumentados y castigos a funcionarios (civiles o militares) que permitan o ayuden a entrar ilegalmente a inmigrantes.
Entre otras cualidades que realzan este discurso, resalta la nueva figura del agente migratorio, la posibilidad de crear una Procuraduría Especializada en Asuntos Migratorios, así como un Observatorio Ciudadano sobre el Funcionamiento de la Política Migratoria y el estudio de nuestra normativa migratoria ante la situación actual, responsabilidad que recaerá en el doctor Milton Ray Guevara.
De ahí nuestra confianza en estas medidas, que incluyen enviar más soldados a la frontera, extender el muro, oficinas provinciales de control y la promesa de mejorar la mecanización y la tecnología en agricultura y construcción.
Mantenemos nuestras reservas, al ser temas que no dependen directamente de la voluntad gubernamental, con las promesas de préstamos además de alzas salariales en zonas francas (25%) y turismo (30%), para atraer a dominicanos adonde emplean haitianos porque son mano de obra más barata.
También recomendamos ponderar a fondo la aplicabilidad casi inmediata (21 de abril) de que todos los hospitales públicos pidan a los pacientes haitianos identificación, carta de trabajo en el país y prueba de residencia, porque de por medio hay derechos inherentes. Vemos mucha prisa para un nuevo protocolo de esta naturaleza, que implica deportación una vez recuperado el paciente y la colocación, para estos fines, de un agente migratorio en cada hospital.
Pero al margen de cualquier otro reparo, todo dominicano sensible ante el “problema haitiano”, debe sentirse motivado con este llamamiento, que es como si la patria misma estuviera convocando a sus mejores hijos.