Las autoridades sanitarias hacen bien en insistir, ante el brote de cólera en Haití y pese a que aseguran que no se reportan casos sospechosos de esa enfermedad en el país, sobre las medidas preventivas que se deben adoptar.

La presencia “in situ” en la zona fronteriza por el lado de Jimaní del ministro de Salud Pública, en un recorrido de supervisión y control, es constancia de la preocupación que existe, por lo que recomendamos que se extienda a otros lugares.

Dajabón y Pedernales en este esquema son provincias claves por los mercados binacionales, aunque el ministro Daniel Rivera adelantó que tienen previsto visitar los puntos que pueden resultar vulnerables a la entrada de la enfermedad.

La implementación de medidas extraordinarias para verificar la calidad del agua para evitar enfermedades gastrointestinales, debe priorizar a los mercados binacionales donde se debe disponer la instalación y habilitación de espacios adecuados para el depósito de excretas en los que haya siempre agua y jabón para el lavado de manos, bajo la estricta vigilancia, para su cumplimiento, del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront).

Acertado sería también que principalmente a lo largo de la franja fronteriza se involucre a las alcaldías y, coordinadamente en cada localidad en que el INDRHI tiene presencia, se evite que la gente beba agua directamente de los canales de regadío o que no esté tratada, porque ser otro de los principales factores de riesgo.

Como prevención general y porque una mayoría de la población muestra poco conocimiento del cólera y cómo puede evitarse, se necesita una intensa campaña de orientación para el uso correcto del agua y su importancia en la prevención de episodios de diarrea aguda; potabilizarla o hervirla, lavar frutas y vegetales con ella y cocinar bien los alimentos.

El cólera en Haití nos presiona, pero la enfermedad ha tenido un repunte “no bienvenido en todo el planeta”, según el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien recuerda que es una enfermedad “mortífera”, pero prevenible con vacunas y acceso a agua potable y a saneamiento, aunque reconoció que no todos pueden acceder a estos servicios.

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