Los medios de comunicación nos trajeron en la tarde del domingo 11 de octubre la infausta noticia del fallecimiento de la distinguida educadora, Doña Ivelisse Prats Ramírez de Pérez, maestra con mayúscula, con quien no obstante seguir orientaciones ideológicas políticas diferentes, como la socialdemocracia y el socialcristianismo, mantuvimos una amistad tan estrecha que desbordaba los límites de la familiaridad, de tal manera que cuando a ambos nos entrevistaban en los programas radiales o de televisión nos referíamos destacando la seriedad, capacidad y entrega con que nos desempeñábamos, cuando nos tocó ocupar importantes posiciones pública, como fueron la de ministra de Educación en el período 1982-1986 y la de secretario de Educación en el período 1989-1992.

Inspirada en la labor que debíamos de cumplir en el campo de la alfabetización y la post-alfabetización de los jóvenes y adultos dominicanos, ideó y puso en marcha su programa “Educación Ciudadana”, que arrojó valiosos resultados y en el que reflejó el pensamiento del inolvidable educador brasileño Paulo Freiri, en su concepción en favor de la “Educación Popular”, del cual fue una devota admiradora.

Es imposible resaltar los grandes aportes que doña Ivelisse hizo e favor de la educación nacional por lo que me apresuro en señalar:
De niña quiso ser poeta, y escribía bajo el seudónimo “Sandra Cantilo” y desde los 8 años, componía versos en contra de Rafael Leónidas Trujillo, rimaban así: “General de la sangre, de la sangre y de la muerte, General que no tienes en tu haber ningún bien, General de la sangre Trujillo, quien pudiera clavarte por la espalda filado puñal”.

A la edad de 17 años, doña Ivelisse contrajo matrimonio, de cuya unión nacieron sus primeros cinco hijos. Posteriormente se casó con el destacado periodista Mario Emilio Pérez, quien de seguro le endulzó los años de su matrimonio.

Después de un tiempo, se convirtió en madre soltera y se vio en la necesidad de impartir clases en la calle para proveer el sustento necesario a sus 5 hijos teniendo el menor de todos apenas 1 mes de nacido, y a su padre, que vivía con ella. Las precariedades de esta época de su vida no la alejaron de su convicción política.

Doña Ivelisse Prats Ramírez realizó sus estudios secundarios en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña, matriculándose luego en nuestra UASD, obteniendo su licenciatura en educación en 1964.

Tuvo una larga trayectoria en el ámbito educativo y político del país. Se inició en el magisterio como instructora de enseñanza primaria y secundaria al ocupar la vacante de profesora, en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña, del cual egresó años antes, y en el Liceo Nocturno Eugenio María de Hostos, entre 1951 y 1963.

Se recibió de Licenciada en Educación. En 1963 ingresó como docente a la UASD, institución donde, además de dictar las cátedras de Didáctica General y Pedagogía, ocupó la posición de Decana de la Facultad de Humanidades y el de Directora de la Oficina de Planificación hasta 1990, labor que concluyó con su jubilación.

Ivelisse militó en el PRD, donde cultivó una estrecha amistad con el finado líder Dr. José Francisco Peña Gómez, quien siempre le dispensó un merecido respeto y consideración. Participó en la fundación del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y como Directora de su Instituto de Formación Política “Dr. José Francisco Peña Gómez” impartió diferentes cursos y conferencias para la formación política, social y electoral de ese partido que acaba de ganar las elecciones generales celebradas el 5 de julio pasado.

El actual presidente Luis Abinader dispuso muy merecidamente, tres días de duelo nacional y enterrada con honores militares en reconocimiento a su gran labor educativa en favor del país.
Finalmente, debo destacar que el Doctor Joaquín Balaguer le dispensó mucho respeto y admiración y vivía pendiente de sus declaraciones públicas en los medios de comunicación.

Maestra, te despido con los versos del adiós que dicen:

¡Ya se lo que significa, lo que recuerda aquel son!
¡Adiós me dijo llorando, llorando me dijo adiós!
¿Por qué el adiós, lleva el sello lacerante del dolor,del cariño y del recuerdo que nos une ante el Señor?
¡Maestra Ivelisse, adiós no te digo llorando pero sangra con el corazón!
Que la paz de los sepulcros te acompañen siempre, de quien no tengo dudas de que está disfrutando de la gloria celestial por tu esmerado empeño en favor del país y de sus prójimos. l

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