La felicidad es un concepto complicado… porque cada cual es feliz a su manera. Existe sin embargo una especie de consenso entre los psicólogos de que para la mayoría de los seres humanos no hay nada que los haga más felices que tener la libertad de hacer lo que quieran. De estar donde quieran, cuando quieran y con quien quieran.
Ser rico debería entonces servir para facilitarnos esa libertad.
Tener, por ejemplo, con qué vivir por un año sin necesidad de trabajar, nos da la libertad de no depender de un jefe obstinado…y poder cerrarle la puerta a sus espaldas después de uno de sus exabruptos. Nos permite además esperar a que llegue un buen trabajo, y no precipitarnos ante el primero que aparezca. Y si tenemos más que eso, podemos lidiar mejor con una emergencia médica, o retirarnos antes de que nos toque.
No obstante, a pesar de que la sociedad americana es mucho más rica que en 1950, no se puede afirmar que la gente sea más libre y feliz que entonces.
Esto es así porque los americanos se complicaron la vida usando el dinero para adquirir objetos y más objetos, en detrimento de la libertad para usar su tiempo. A medida que tenían más, compraban más. Muchas veces para impresionar a los demás y despertar admiración y respeto…La ironía es que cuando a la gente se la ve en un carro lujoso, nadie dice “me encantaría conocer a esa persona…luce simpática… cuanto la admiro”. Lo que se piensa realmente es “me encantaría tener ese carro”.
Tampoco cumple el dinero su rol de darnos felicidad cuando nunca se tiene lo suficiente.
Y para muchos nunca es suficiente.
Cuántos no conocemos que siendo millonarios prestigiosos, con una vida de ensueño… terminan perdiéndolo todo y presos (o hasta muertos). Para tener más dinero…que no necesitaban… arriesgaron lo esencial que sí necesitaban. Les faltó el sentido de la conformidad, de valorar lo cotidiano.
Se puede llamar a esto bobería pura y simple, codicia desmedida, o incluso envidia. Porque hay mucha comparación social detrás de esa locura. Una comparación que no es más que una batalla perdida de antemano porque nadie alcanza jamás el punto donde al compararse con otros salga siempre ganando.
Así como la única manera de ganar en un casino es salir lo más rápido posible… la única manera de llegar a un punto de satisfacción monetaria es dejar de intentar llevarle el ritmo a nadie.
Llegar a “lo suficiente” es simplemente aceptar que estás donde estás y te conformas y agradeces… independientemente de que muchos otros tengan mucho más.
Y ese sentido de “lo suficiente”… no tiene que ser un nivel de mediocre aceptación. Sino simplemente comprender que dar un paso más se podría lamentar toda la vida. Porque es arriesgarse a perder lo que realmente importa: reputación, libertad, cariño genuino de tu entorno social y familiar.
Entonces sí. Claro que el dinero contribuye a que seamos más felices. Pero depende…