Este es el título del libro que escribió Paul Krugman, cuando la crisis del 2008 que aun cuando no tenía un componente sanitario, muchas de las recomendaciones del libro son muy adecuadas para planear cómo reactivar las economías en la situación actual.
Pensar que la solución es que el monstruo de Amazon que contrató en las últimas semanas 175,000 empleados es tener una visión simplista del problema mundial. El internet es el canal de ventas más seguro hoy, pero no reemplaza los empleos de los centros comerciales y los pequeños negocios.
Tomará tiempo volver a las plazas sí, pero mientras tanto hay que buscar salida a los millones que pasan hambre, que no se resuelve con ventas por internet.
En el artículo del economista del Manhattan Institute Brian Riedl “Cómo salvar la economía”, dice que el paquete de estímulos a la economía para el COVID-19 ha sido histórico en su magnitud, con dos trillones de dólares inyectados a la economía, que tendrá sus efectos positivos para evitar que una crisis de corto plazo se convierta en una de largo plazo.
Compara el paquete de estímulo de Obama en la crisis del 2008 y el de Trump con la crisis actual. Dice que no podemos apoyarnos en la teoría de Keynes, de que la inversión pública reactiva la economía, que por eso tomó más tiempo de lo que pensó la Casa Blanca en salir de la crisis del 2008.
Estoy de acuerdo que tienen que ser un conjunto de medidas y como dice, muy importante, ir en auxilio de los que no reciben un cheque o pago en su tarjeta de débito.
Como país hemos sido testigos de la importancia de las construcciones. Basta recordar lo mucho que la oposición criticó los gobiernos de Balaguer y su política de varilla y cemento, para tan pronto llegar al gobierno darse cuenta de que quien no construye, fracasa como gobierno y hunde al país.
Por eso es la importancia del “Plan Renacer”, donde hemos propuesto con Hábitat para la Humanidad, gobierno, sector privado y municipalidades, construir viviendas para sustituir chozas por hogares y que realmente cuando haga falta pueden quedarse en casa.
Lanzo un reto a los empresarios de Santiago, luego que leí un excelente comunicado de las asociaciones de esa gran región, uno de los puntos era la construcción de viviendas de bajo costo y que sea allá que iniciemos “Renacer” y les aseguro que hasta soy capaz de cambiarme del Escogido a las Águilas.
De los planes de estímulo de la economía norteamericana depende mucho nuestra propia posibilidad de salir de la crisis, el crecimiento de nuestra economía en los últimos años se debió al empuje económico, sin precedentes, de la economía del norte.
Precisamente, eso es lo que tenemos que hacer nosotros, una inyección masiva de recursos para rescatar la pequeña y mediana empresa, para ir en auxilio de los grupos de población que han perdido su empleo, reducir el impuesto sobre la renta a la clase media para darle más poder de compra, en fin, y no me cansaré de repetir, la construcción, porque si pensamos que nuestra economía saldrá de la crisis con modelos Amazon, que son importantes y necesarios en estos momentos y siempre, nunca generarán los empleos que nuestras economías necesitan.
Los neoliberales deben estar muy contentos al ver que Amazon crece, pero tendrán que reconocer que su modelo se despeñó de la forma más estrepitosa, imaginable, cuando un virus pone al desnudo más que nunca la iniquidad de la distribución de la riqueza.
Keynes, en el 1930, decía “hoy estamos metidos en un lío colosal porque hemos controlado muy mal una máquina muy delicada, cuyo funcionamiento desconocemos”. ¿Qué diría hoy?
Krugman dice: “naciones ricas en recursos, talento y conocimientos, ingredientes necesarios para la prosperidad y un nivel de vida decente para todos”, pienso en nuestro país, ¿por qué tanta pobreza? Venimos predicando desde hace cinco décadas que nos quedamos atrás en educación, el problema era el 4%, llegó el dichoso dinero, monumental sacrificio para los contribuyentes y los planes de salud del Estado y la educación sigue ocupando los mismos niveles con salarios de lujo para los maestros.
Se nos presenta una oportunidad de oro con la caída de los precios del petróleo, el gobierno debe con urgencia contratar un seguro de cobertura en inglés “Hedge”, que mitiga riesgos de caída o de alza de precios.
No imaginábamos que el barril pudiera tener precios negativos, resultado de los altísimos inventarios que no encuentran mercado y empiezan a no encontrar almacenaje. Este seguro de cobertura, fijando los precios actuales, tendría un impacto positivo en la balanza de pagos, que compensaría la caída de ingresos del turismo y remesas, reduciría los costos de combustibles, mejoraría la competitividad, bajaría costos de fletes terrestres y marítimos y a todos los que debemos llenar un tanque de combustible.
¡Para detener esta crisis ya!, es necesario olvidar intereses partidarios, personales, serán meses difíciles que le quedan a este gobierno hasta agosto y seguirán siendo difíciles al gobierno electo en julio, que asumirá en agosto, se hace más necesario que nunca, un gobierno por el pueblo y para el pueblo, un manejo estricto y eficiente de los recursos, reducción de gastos innecesarios y apoyar la reconstrucción de la economía porque de esta ¡salimos porque salimos!