En un contexto que no viene al caso, escuché a una niña de quizás siete u ocho años preguntarle a su papá, “¿qué es la maternidad?”. En ese momento el hombre empezó a definirle el lugar al que acuden las embarazadas a dar a luz, y aunque honestamente no sé si en la pregunta la niña hacía referencia a este, me sumí en pensar si realmente sabemos lo que encierra este concepto.
El diccionario lo define de manera corta y directa: “estado o cualidad de madre”.
Sin embargo, para mí (y sé que no soy la única), no es tan fácil responder y decir esto, porque implica decir entonces que toda persona que da a luz es madre y eso, no es así.
Tratando de resumir diferentes definiciones recopiladas en foros de maternidad, diría esto: “la maternidad es el estado de vivencia de la mujer donde consigue tener hijos, que incluye el tiempo de duración del embarazo y el vínculo biológico, psicológico y emocional de una madre con su hijo”.
Es imposible que este vínculo maternal pueda crearse simplemente dando a luz. Este es un proceso que se desarrolla con la participación continua de ambas partes involucradas (madre e hijo).
Llegados a este punto y siendo madre de un pequeño de casi seis años, mi definición es esta: “Proceso en el que una mujer se transforma, aprende, tropieza, cae, se levanta, llora, ríe, se angustia y ama inmensamente cada día”.
Por supuesto, esta es MI maternidad, la que he vivido hasta ahora y no necesariamente es como la va a definir otra mujer.
La maternidad es una experiencia compleja y es una vivencia de cada mujer. Estamos hablando de un estado formado por un conjunto de cambios que van desde el proceso de reproducción hasta la responsabilidad de la crianza y el bienestar de un nuevo ser humano.
Defirnirla es difícil, solo queda que quien quiera y tenga la oportunidad la viva.