La problemática del Río Tireo, en la zona del mismo nombre en Constanza, trasciende el municipio, la provincia y a los munícipes de ese laborioso espacio productor agrícola de la Cordillera Central. Eleuterio Martinez, conocido especialista medioambiental, dice: “el deterioro de este rio, afecta las aguas del Yaque del Norte, Yuna y otros, impactando la producción hídrica de lugares muy alejados”. Mucho se habla y poco se hace y mientras, el conjunto de situaciones que afectan la cuenca alta de Río, continúan agudizándose. La presión de los habitantes, con una sustanciosa presencia de indocumentados haitianos, agravan los daños y efectos. En El Paraguas, adonde surgen las aguas con mágico brotar, se puede percibir la perversa deforestación y tala continua. Es necesario que el Ministerio de M. Ambiente establezca una FRONTERA AGRÍCOLA para limitar daños. Esta situación nace en el ‘78, cuando se realizó un asentamiento de Reforma Agraria, ido de las manos del Estado. La abundancia de agua está relacionada con el bosque y desaparecen ambos con la destrucción desenfrenada que allí persiste. Si bien es cierto que M. Ambiente es el responsable, ha demostrado a lo largo de su existencia, que es incapaz de poner orden y menos, controlar el mal. Le queda grande… Está bueno de “operativos” puntuales y es hora de acciones concretas. La decisión debe salir del gobierno Central, coordinando el trabajo de varios órganos y hacer un plan que detenga el deterioro y dé inicio a un recate programado. La gravedad de este caos ambiental se minimiza por la distancia a la Capital, entretenida y anestesiada por “otros” asuntos y el poco interés mediático que el tema representa. La descontrolada toma del agua en la cuenca alta, desordenada, caótica se constituye en crimen ecológico y se aprecia en un simple recorrido de lo poco que queda del río, caricatura de lo que fue, destruido por la permisividad proverbial criolla. Bombas succionando del propío cauce, infinidad de represas para “atajar” el agua, pozos y tubos en el mismo río y sus riveras, todo con y sin permisos de “autoridades”, agravado con el “poder” de personeros y relacionados de los gobiernos, que agudizan el caos ambiental. La pendiente excesiva de terrenos con vocación forestal, convertidos a terrenos agrícolas, hace que esa tierra se deslice por las lluvias y el río se aprecia llevándolas todo el tiempo. Los haitianos, en su eterno subdesarrollo, son hábiles usuarios del en desuso tirapiedras criollo, aniquilando aves en peligro de extinción. Avisté una pareja de Papagallos, anidados, un ave casi extinta en nuestro territorio, que sucumbieron ante el extranjero invasor, que habiéndose “comido” el territorio haitiano, proceden a hacer lo mismo con el nuestro. Defecan en el propio río, heces que las aguas llevan corriente abajo, con efectos devastadores en la salud humana. No valen sistemas de transporte modernos, grandes obras ni perfeccionamiento de autopistas, si no cuidamos el agua y los centros de producción de la misma.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas