La familia, la escuela, la parroquia, ermita, en fin, el templo y la comunidad deben ser los primeros responsables en educar a los niños y jóvenes. Lo que los niños no aprendan en estas instituciones, en ningún otro lugar lo harán.
Son estos los espacios en donde deberían aprender a vivir amorosamente, ¿serán las escuelas nuestras la extensión de estos espacios de convivencia en amor? No doy la respuesta porque me estaría restando lectores. Pero no conforme con esta cuestionante, me atrevo a invocar a las personas que dedican tiempo a estas notas para preguntar por una segunda opción, ¿si nuestros niños y jóvenes no aprenden en la familia a respetar a los demás, a compartir lo que tienen y a colaborar con los otros, ayudando a resolver colectivamente los problemas que son colectivos y no encerrarse en sus individualidades, acaso lo aprenderán en la calle o en la escuela?
El reto es del Sistema Educativo Dominicano, que debe enfrentar un problema que es sistémico: La escuela debe ser la catedral a la cual recurran los muchachos cuando la familia es infuncional, ya que la Catedral tradicional parece no ser atractiva.
Hace falta una nueva gestión cultural en el Sistema Educativo. A propósito, sin abusar, una pregunta extra, ¿por qué separaron el componente cultura del Ministerio de Educación? Antes de escribir este artículo, he hecho un sondeo cibernético por los países del mundo y, todavía gana la permanencia de cultura como una dependencia de Educación, y no un ministerio aparte que poco hace por su gestión, sólo le queda recurrir a Educación para que le auspicie sus eventos y concursos.
La realidad antes descrita está llevando a nuestros niños y jóvenes a ser estrellados a la nueva Catedral: Las Plazas Comerciales y Malls.
En este artículo he presentado los problemas, en el próximo, presentaré las soluciones.