Chile elegirá el próximo domingo la dirección de su Poder Ejecutivo entre dos posiciones extremas: Kast o Boric; pero el fundamento de la decisión es la democracia electoral. Se recuerda el gran estallido social en Chile el 18 de octubre de 2019 con 34 muertes, 3,400 heridos y 8,800 arrestados, y aun así nadie se ha planteado otra solución para los problemas de Chile que no sea por la vía electoral. Y los problemas se presentan en el escenario del país del mayor Índice de Desarrollo Humano de la región.
Lo mismo ocurrió recientemente en Perú donde también se entendió que aún ante las constantes crisis políticas la única opción válida era la electoral.
Son enormes los sacrificios de ambos países principalmente en miles de vidas, en el proceso de propugnar por la dirección del Estado a partir de variados modelos; pero predomina en la actualidad la solución electoral.
Si hay algo que está muy en el fondo de lo dicho es la convicción generalizada en las naciones del mundo, lo que la propia historia ha demostrado, que es más la evolución que la revolución; lo mismo que el progreso humano si es auténtico ha de ser para todas y todos, no para minorías. Además que en la actualidad en la medida que avanza el desarrollo humano se ha probado que es mejor vida y garantía para todos los estamentos sociales.
El preámbulo tiene el propósito de colocar en un contexto internacional y en la actualidad el tema electoral de la República Dominicana, como parte del Diálogo Nacional por la Reforma para el Fortalecimiento Institucional y la Gestión Eficiente del Estado.
La República Dominicana también tiene su propia traumática historia de lucha democrática en la que el primer gobierno elegido después del fin de la dictadura de Trujillo es derrocado y que más de 50 años después se sienten sus consecuencias en una debilidad en términos de democracia electoral que aún con los avances relativos hay que proteger y fortalecer como garantía de progreso.
Se destaca que ya existe una muy buena base para el estudio, debate y las inaplazables decisiones. Se trata de la propuesta del 25 de agosto mediante la cual la Junta Central Electoral plantea modificaciones sustanciales a las leyes 15-19 de Régimen Electoral y la 33-18 de Partidos, Movimientos y Agrupaciones Políticas.
Es innegable que la República Dominicana ha logrado avances en su institucionalidad democrática; pero no olvidar los riesgos latentes, los que han de impulsar el fortalecimiento del componente electoral que podría desestabilizarlo todo. Es un relevante tema-problema nacional. Darle la apropiada dimensión. l