Como lectura sabatina no es perder el tiempo recordar la existencia de tres tipos de “ejemplares” que socialmente hacen más mal que bien. 1. El que solo rumia resentimiento y convive con perezosos y tóxicos. 2. El “revolucionario” de la boca hacia afuera, que desprecia y le amarga la vida que una vez llevó de pobre, y le angustia ser visto con recelo por los ricos porque no es de los suyos. 3. El espécimen del vaso medio vacío, que lleva a cuestas una pesada carga de envidia personal. Hay que incluir ahí al que monseñor Arnaiz calificó de eunuco social, aquella gentuza que ante su incapacidad para aportar algo positivo, abomina del éxito ajeno y no contribuye al progreso social. Y cuya sola presencia malhumora y deprime.