Toda medida para prevenir accidentes viales será bienvenida, en esto nadie puede estar en desacuerdo, pero el problema de la caótica circulación vehicular en nuestras ciudades tiene varias raíces profundas y muchas aristas, que deben abordarse en conjunto para obtener resultados palpables a corto plazo. Los controles de alcoholemia comienzan con mucho entusiasmo pero siempre desaparecen sin pena ni gloria entre gallos y medianoche, y en poco tiempo ya nadie los recuerda, mientras el caos en las calles continúa, cada vez más fortalecido ante la indiferencia generalizada. Ahora se habla de pruebas antidoping para detectar a conductores que manejan dizque “bajo efecto de drogas”, aquí, donde la “droga” más común es etílica y embotellada. ¿Y así pretenden ordenar el caos del tránsito? “No fuña ombe, que no é por ahí”.