En República Dominicana noviembre es el Mes de la Familia y casi termina sin que los ajetreos del diario trajinar nos permitan abrir espacios para reflexionar sobre lo que el papa Juan XXIII definió como “la primera célula esencial de la sociedad humana.” Son tantos los problemas cotidianos, que hacen olvidar, inclusive dentro del propio seno familiar, que precisamente la casa, el hogar, es el mejor lugar en que se podría estar, rodeado por los seres que nos aprecian. Tal vez no esté demás este noviembre, por el significado que le asignan, encaminar pasos que transformen el techo, libre de impurezas, en un lugar maravilloso en el que se pueda uno quedar durante más tiempo, convertido en lugar de paz y no de discordia y distanciamiento. No es mucho pedir.