Los veganos debieran estar orgullosos de un senador y un diputado tan productivos como Rogelio Genao y su hijo Genao Lanza, aunque nunca les rindan cuentas ni les den explicaciones sobre iniciativas legislativas “de dudosa reputación”, que no necesariamente responden a las necesidades del vegano de a pie. La ley de Genao Lanza que revive la fallida reforma fiscal del Gobierno contra la que el pueblo hizo sonar los calderos, no defiende a los veganos. Lo mismo que la ley de residuos sólidos que se “sacó de la manga” el senador, para lo que no consultó a nadie y paradójicamente dejó fuera de los incentivos a las alcaldías (incluidos los de la provincia La Vega), que son los que recogen los desechos. Algo huele mal, y no precisamente en Dinamarca.

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