Finalizó ayer en Lima, Perú, la 52 Asamblea General de la OEA, y de inmediato nuestro canciller Roberto Álvarez solicitó que para la versión número 53 correspondiente al 2023 la República Dominicana sea el país anfitrión.

Ojalá que venga la OEA, aunque un organismo tan devaluado y de poco peso específico no aportaría gran cosa, pero podría servir para que se produzca un verdadero desagravio porque cuando fuimos sede de la versión 46 en 2016 se intentó, pero no resultó satisfactorio y más que esa vez Estados Unidos no quiso reconocer la violación a nuestra soberanía y, todo lo contrario, pidió a los dominicanos que no “nos concentremos en el pasado porque de las situaciones más difíciles siempre sale algo positivo”. ¿Qué sería lo positivo que dejó la invasión de 1965?

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