El refranero popular certifica que las cosas son según el cristal con que se miren, pero eso resulta ser una verdad a medias porque a los hechos no hay manera de sustituirlos o enmascararlos, inclusive en estos tiempos cuando al amparo de las nuevas tecnologías de la comunicación es posible construir escenarios ficticios y sembrar percepciones sobre la base de la mentira, algo que a decir de Gramsci “solo produce castillos en el aire”. En palabras de monseñor Arnaiz “la verdad es insobornable y exigente” y es proverbial la sentencia bíblica: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. El que en el análisis o en el debate altere el orden de los hechos llevará las de perder porque la verdad siempre habrá de coincidir con la realidad.