Hace muchos años que algunos sectores tratamos de impulsar una transformación en el modo en que se abordan las políticas de inclusión social que tienen que ver con discapacidad. Uno de los abordajes que proponemos está relacionado con el impacto de la accesibilidad y el desmonte de barreras sociales en la calidad de vida de toda la ciudadanía.

En reiteradas ocasiones esa visión se ha dado de frente con la lucha que existe entre el uso de una posición para hacer proselitismo político y el enfoque técnico. Así, mientras el servidor público leal al partido deja claro que su puesto es para pagar favores, el técnico busca facilitar las condiciones para generar bienestar social.

Esto ocurre hasta en las mejores familias. Y es evidente que sin perspectiva política el técnico tendrá pocas posibilidades de legitimar sus iniciativas.

El desfase institucional sucede cuando la política se come a lo técnico. En ese momento puede darse lo que ocurrió en el pasado con el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS):

Las iniciativas para lograr que las personas con discapacidad accedieran a mejores condiciones de vida fueron entorpecidas. El país quedó con muy malas calificaciones en mediciones internacionales. Y organismos que hoy invierten en grandes iniciativas a nivel regional perdieron la confianza en el CONADIS, lo que dejó a la institución fuera de iniciativas de alto impacto.

En aquel momento la prioridad del CONADIS fue impulsar programas asistenciales, reducir la capacidad de desarrollo integral de las personas con discapacidad y bloquear cualquier esfuerzo proveniente de la sociedad civil. Es decir, entre organizaciones que secuestraron el modo de impulsar las políticas y una entidad que funcionó como un colmado familiar, el 12.41 por ciento de las dominicanas y dominicanos perdieron la colaboración de un órgano destinado a regir las políticas de desarrollo orientadas a incrementar los niveles de inclusión de todas las personas con discapacidad.

Ante estos antecedentes, me hago varias preguntas. En primer lugar, ¿cuáles mecanismos se están adoptando en la actualidad para que nuevamente el proselitismo político no se coma la perspectiva técnica en el Consejo Nacional de Discapacidad?

Sé que se están estableciendo colaboraciones con las instituciones de la sociedad civil y la dirección técnica del CONADIS. Asimismo, tengo claro que la dirección técnica de la institución impulsa algunas medidas para incrementar el diálogo, la observancia de la institución y prevenir manejos asistenciales.

Sin embargo, observo un enfoque divergente entre la parte ejecutiva y la técnica de la institución. Da la impresión que de un lado se repiten patrones de la vieja política, mientras que en lo técnico se busca aportar la transformación que hace tiempo demanda el sector.

En 2017 el profesor Behxeht Brajshori publicó un artículo en el que decía que las políticas públicas son decisiones en las que un actor político y otros grupos de actores eligen metas y objetivos prioritarios para una situación de preocupación pública. En una política acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Estrategia Nacional de Desarrollo es necesario que estos actores decidan el bienestar por encima de dimes y diretes para garantizar que 1,168,000 personas con discapacidad y sus familias vivan en condiciones equitativas e igualitarias.

En 2020 un equipo de personas dedicadas a la gestión de oportunidades para personas con discapacidad diseñamos un perfil necesario para quien liderara el Consejo Nacional de Discapacidad. Luego de varias consultas, coincidimos en que eran necesarias cualidades como enfoque técnico, apertura con el sector privado y conocimiento sobre políticas públicas.

En 2022 mantenemos la misma postura. La única forma de eliminar la percepción asistencial y arcaica a las políticas destinadas a la autonomía de personas con discapacidad es a través de un equipo que comprenda el equilibrio entre lo técnico y lo político.

Manuel Martín Serrano cita en su Teoría Social de la Comunicación que existe una interrelación entre la transformación de la comunicación y los cambios de las sociedades. El manejo que presenta el CONADIS parece anclado a una vieja forma de comunicar la discapacidad y a una manera aún más antigua de abordar el bienestar social.

La sociedad dominicana cambió, el modo en el que se comunican hoy las políticas también se transformó. Sin embargo, el CONADIS pareciera quedarse estacionado en un conflicto antiquísimo.

La dirección técnica tiene pocos avances. Mientras que grupos de proselitismo político se disparan en el pie por no comprender que ya no tiene impacto el asistencialismo y la mirada lastimera hacia la discapacidad.

Al contrario, entre quienes dedicamos esfuerzo y recursos a construir un nuevo modelo de participación igualitaria resulta irrespetuoso, indignante y de profunda vergüenza, encontrarnos con actitudes que debieron quedar atrás hace décadas. Entonces, surge la siguiente pregunta; ¿cuándo habrá una mirada técnica en el Consejo Nacional de Discapacidad?

Por el momento, el proselitismo político parece seguir comiéndose a lo técnico. Y al final, quien paga el plato es la ciudadanía, los más de diez millones de dominicanos y dominicanas que viven en la República Dominicana.

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