Creo que la respuesta todos la tenemos: Cuando pase a serlo.
Lo malo es que cuando ya es urgente nos ha hecho perder mucho tiempo. Respondiendo llamadas, recibiendo reproches y, lo más importante, dando excusas.
¿Quién crees que más ha sufrido? Por lo general, esa persona que termina estresándose por tener el pendiente ya convertido en urgente. Y sigue sin tiempo para realizarlo.
–¿Pero, de dónde saco tiempo para hacerlo, Diego Sosa?
Para mí es fácil, es como en el mundo del dinero. Por ejemplo: Cobro mi salario y comienzo a utilizarlo. Gastos pequeños y antojos se van haciendo cargo de mi disponible. Al final del mes tengo que pagar la energía… de una vez pienso que el dinero no alcanza para pagar esa alta factura.
No me doy cuenta que he dejado luces y aparatos encendidos en períodos que no los estaba utilizando. Tampoco pienso que los dulces y salidas que hice se hicieron cargo del dinero que había ganado para tener energía en la casa.
Mis coaches de manejo del tiempo siempre se oponen a mis primeras sugerencias. Les pido que hagan los pendientes, aunque no sean urgentes. Me reclaman que tienen urgencias que necesitan sacar primero.
Del círculo vicioso solo se puede salir haciendo algo diferente a lo que nos mantiene en él. Y no volver a entrar se logra haciendo las cosas de forma distinta a la que nos llevaron a eso.
A ver, cuando hacemos lo pendientes sin que sea urgente nos ahorrará tiempo de disculpas. El que utilizaremos para hacer otros pendientes y así por delante llegaremos a tener, casi siempre, todo al día.
Lo único asertivo es mantener el sistema. Una amiga me decía que ella trabajaba mejor bajo la presión de tener que terminar. La realidad era que lo terminaba por tener una fecha u hora límite. No por la presión. Ponte una.
¿Puedes tomar algunas tareas pendientes y salir de ellas sin importar su urgencia? Te aseguro que te quitarás de encima una presión que te llegaría si no las haces.