Hay personas que se aferran a la suerte esperando que la casualidad ponga en sus manos lo que desean. Yo prefiero no dejarlo a la casualidad, mejor busco aquello que podría causar el resultado.
A esto le llamo causalidad. Es la forma de encontrar lo que puede causar que obtenga lo que deseo… sin dejárselo al azar.
La verdad es que es muy profundo lo que hay que hurgar. Causar eso que deseo lograr conlleva muchos pasos y mucha oposición a la sociedad moderna.
Pondré un ejemplo: Comprar una vivienda para no vivir alquilado es una batalla campal. En primer lugar me dirán algunos que el dinero no alcanza. Si alguien dice que lo logró, le dirán que tiene suerte. Pero pocos le preguntan: ¿cómo lo hiciste?
Es más fácil decidir que la suerte acompaña a los otros en lo que yo no puedo lograr. Quizá el suertudo me cuenta que ahorró durante un tiempo. Ya comienzo a pensar que es una locura ahorrar. Además, la vida es ahora.
Para muchos es un sacrificio dejar de salir con amigos si se tiene dinero en la cuenta, aunque sea el de comprar la vivienda. Entonces, empieza la otra parte que la sociedad nos condiciona: Sacrificarse no está permitido.
Te digo algo mejor: Dejar de hacer algo para obtener algo mejor no es un sacrificio, sino una inversión.
El problema raíz es que estamos programados con esa mentalidad: Todo lo quiero de una vez, nada de esperar, y si dejo de hacer, me estoy sacrificando.
La programación está muy profunda, ella genera los pensamientos y a su vez estos desatan los sentimientos, quienes disparan las emociones. Solo entonces llegan las acciones que se encargan de lograr los resultados.
Como vemos, debemos tener la programación adecuada para alcanzar lo que deseamos lograr. Si deseas causar los resultados, usa la programación que dispara todo para conseguirlo. ¿Qué causarás hoy de eso que muchos piensan que solo la casualidad logra?