Muchas veces nos oponemos a cambiar lo que no funciona porque nos creemos los dueños de la verdad. Recuerdo, ya hace muchos años, cuando asistía al Colegio Carol Morgan, la Av. 27 de Febrero terminaba en la que es hoy Núñez de Cáceres. Transitar de un extremo a otro de lo que era la ciudad apenas tomaba unos pocos minutos por más lejos que nos parecía el tramo recorrido.
El desarrollo del país y la falta de un transporte colectivo adecuado han convertido transitar en la ciudad en un verdadero martirio. Tengo un artículo que publicaré en los próximos días que lo titularé “Un día en el tránsito”.
Son muchos los esfuerzos que múltiples gobiernos han realizado, tratando de aplicar rutas, leyes, autobuses, incluso en una época transitaban los vehículos con placas pares y otros nones para evitar aglomeramiento.
Los elevados, los túneles, han venido a constituir una solución parcial, ya que el parque vehicular crece como el enuncio de aquellos espaguetis “crecen, crecen”, y con cada feria son más los vehículos que circulan en calles donde enormes torres residenciales no cuentan con parqueos suficientes, una casa unifamiliar se convierte en un restaurante, un consultorio, una escuela, etc.
El sueño de todos los dominicanos es viajar a Nueva York y tener un vehículo, mucho antes que una vivienda, que es mucho más importante.
Muchos recordamos a Onatrate, durante el gobierno de don Antonio Guzmán (EPD). No podíamos creer tener un servicio como ese, nos llegamos a comparar con suizos. Autobuses limpios, puntuales, choferes uniformados, pero como muchas cosas de nuestro país. Lo bueno dura poco.
Mi gran amigo Hamlet Herman (EPD) trató de organizar el tránsito: corredores, oficiales entrenados, educados, bien pagados, pero cometieron el error de querer aplicar la ley por igual y pronto ese exitoso plan sucumbió por la política.
Ahora, el gobierno del presidente Luis Abinader, entendiendo que el caos del tránsito es un factor de costo, no sólo en combustible, inconvenientes para muchos empleados llegar a tiempo a sus empleos, el uso de carros pocos seguros y lo costoso que representa usar transporte no masificado, pone en marcha el corredor de la Núñez de Cáceres.
Al leer la prensa hace unos días me enteré de que de nuevo se hace un intento serio de crear corredores con autobuses nuevos, seguros y puntuales. Decidí pasar por la Núñez de Cáceres y confieso que quedé gratamente complacido.
La Ley 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial da la potestad al INTRANT de planificar, diseñar y organizar, tanto las rutas, esquemas de estas y cualquier punto que tenga que ver con el tránsito de pasajeros, urbano e interurbano.
He leído con detenimiento la referida ley y no he podido encontrar que le da derecho de propiedad a nadie, excepto al Intrant. Así como los empresarios hemos defendido el derecho de transportar nuestras mercancías, frente a lo que fue más que un sindicato un grupo de presión, hoy convertido en un suplidor con el cual se acuerdan precios de empresario a empresario, dejando atrás las políticas del terror y apoyándonos unos con otros en los tiempos buenos y en los difíciles, como tiene que ser la relación cliente suplidor, eso mismo esperamos del transporte masivo de pasajeros.
No podría decir que me sorprendieron las declaraciones del amigo Juan Hubieres, porque a eso nos tiene acostumbrados, cuando salió y dijo que defendería a punta de fusil las rutas de la Núñez de Cáceres, eso lo ha dicho muchas veces. Lo que sí me sorprendió fue cuando declaró que si lo autorizaban tenía los recursos para construir metros y teleféricos.
Siempre he sido consciente que las mafias como los monopolios son rentables, pero nunca me imaginé que lo podían ser de tal magnitud, de primero retar con fusiles a un gobierno y después decirle a la población que tiene tanto dinero como el gobierno para emprender obras multimillonarias.
El proceso del corredor se ha iniciado de forma organizada, cuidando primero los empleos de los choferes de ruta, convirtiéndoles en propietarios, dotándolos de seguro médico, plan de pensión. Se les valorarán sus vehículos y se pagarán de acuerdo con las condiciones de estos.
Leí hoy en la prensa, usuarios que piden más autobuses, quiere decir que el sistema funciona, que hay más demanda y que los usuarios se transportarán en vehículos con aire acondicionado, confortables, sin el riesgo que resulta de un sillón con los resortes fuera, un vehículo en condiciones defectuosas que cause accidentes, y un sistema que trae como resultado el descongestionamiento de un tránsito que es muy parecido a desenvolverse en una jungla. Como algo nuevo, es posible que requiera ajustes, por bien planificado que esté y no tengo la menor duda de que lo está, lo intangible que crea el comportamiento humano para bien o para mal requiere experiencia. Ojalá se repitan estos corredores por toda la geografía nacional y llegar puntual al trabajo, al colegio, al médico, a una reunión, no sea fruto de cómo está el tránsito ese día y con un costo más económico para los usuarios.