Ya lo he venido sosteniendo: esta campaña política-electoral no tiene parangón con ninguna otra. Incluso, ni siquiera con las del Joaquín Balaguer -déspota ilustrado y “demócrata”- de fraudes electorales y manipulación periodística (la impostura-técnica de percepción pública inducida); ahora niño de teta a la luz de los múltiples recursos e intersticios científicos-tecnológicos que la internet, las redes sociales y cierto periodismo de sicariato -nacional e internacional- ofrece.
Ya el “Manual del perfecto idiota latinoamericano” de Plinio Apuleyo Mendoza, a quien respeto, que escribiera con dos innombrables, va quedando obsoleto en aquello, intelectualmente sagrado, de pensar, analizar y no quedar indiferente ante una realidad que nos puede estar dando en la cara o “donde termina la espalda”. Lo digo, porque en nuestro país, y en esta coyuntura política, ya se va escribiendo lo que titularía: “El Manual del perfecto periodismo de sicariato” (un recetario-libreto de propaganda política y fusilamiento de reputaciones públicas) que tiene su contrapunto-álgido en esta coyuntura electoral, y antes, en una lucha intrapartidaria: un expresidente que pierde unas primarias y, como subterfugio del ego-derrotado, sale a hacer oposición a su otrora partido y gobierno, a levantar una defensa, de hojalata, de su constitución de 2010 -la misma que lo eternizaba como candidato-aspirante-, unifica, pacta y arrastra, a su libreto-fábula (“fraude”), a la oposición más una rabiza ultraderecha-trujillista.
Ahora, como por arte de magia y tramo último de campaña, aflora el periodismo de sicariato internacional ante el descrédito de su ala nacional y el “interés” mediático-periodístico de “dolientes”-aliados internacionales repitiendo mentiras y denuncias que solo hasta ahora, ante una inminente derrota política-electoral (oposicionista), airean, vías “agencias-cables” extranjeros, “noticiosas”. Todo un tinglado-libreto de diestros fabulistas-periodistas y de otros lobistas internacionales, entre ellos (uno): aspirante-caricatura a Arturo Logroño -sin su alpiste-oratoria y vuelo intelectual-, no digamos Peña-Batlle.
Al parecer, todo esta embestida -nacional-internacional- mediática-periodística tiene una sola explicación: que ya los números no les alcanzan -se explotaron por su pésimo rol ante la pandemia-; y ahora, están preocupados ante el ascenso ciudadano-electoral del que, hasta hace poco, en su equivocada creencia-estrategia, no sabía hablar ni pensar, y por eso recurren, o mejor, escriben el libreto de cómo hacer una campaña política-electoral a base de descrédito, bulos-mentiras y marketing-político internacional.
No hay duda, el candidato de la camisa manga-corta -Gonzalo Castillo- ha dejado en la gatera a un expresidente y a un tres veces aspirante. Al primero, porque su tiempo ya pasó e insiste en su ego-encono; y al segundo, porque, niño rico, confunde querer gobernar con jugar Atari.
Si embargo, el referido Manual -periodístico-propagandístico, está aportando elementos nuevos a la teoría-guion sociopolítica del extinto Gene Sharp. ¡increíble!