La retinopatía del prematuro ocurre cuando los vasos de la retina se desarrollan de manera anormal. Ocurre porque al nacer fuera de término los vasos que, inicialmente debieron desarrollarse estando en el útero de la madre, se desarrollan después de nacer, bajo condiciones distintas y esto afecta el modo en que se forman. Mientras mayor sea el grado de prematuridad, más riesgo existe de presentar la enfermedad. Otras condiciones añadidas, como necesidad de oxígeno o incubadora, infecciones, bajo peso y otras enfermedades aumentan el potencial de retinopatía.
Los vasos anormales son frágiles y crecen hacia otros tejidos, pueden producir sangrados y desprendimiento de retina. La retinopatía del prematuro es una causa importante de ceguera a nivel mundial. Produce escasos signos y solo en estadios muy avanzados, como reflejo de la pupila blanco, que se ve sobre todo al tirar una foto (leucocoria), desviación de alguno de los ojos (estrabismo) o distorsiones en la pupila. En estos casos, el pronóstico visual puede ser mucho peor.
El bebé prematuro tiene que ser examinado por un oftalmólogo (usualmente un oftalmólogo retinólogo o pediátrico) dilatando las pupilas y realizando un fondo de ojo exhaustivo, detectando cualquier alteración inicial. Esto se realiza a las pocas semanas del nacimiento, usualmente al mes de nacido. En esta exploración, determinamos si existe enfermedad y el seguimiento que debe darse. Muchos bebés superan la enfermedad en las etapas de observación. Pero en ocasiones, se necesita tratamiento urgente. El tratamiento dependerá del estadio de la enfermedad, incluye inyecciones de medicamentos antiangiogénicos dentro del ojo, tratamiento con láser sobre las áreas afectadas y en casos muy avanzados, cirugía intraocular (vitrectomía). Lo más importante es el seguimiento estricto, ya que es una enfermedad que puede cambiar rápidamente y terminar en la ceguera. El bebé prematuro necesita un seguimiento integral. Programas como el “mamá canguro”, ya están disponibles en varios hospitales con grandes beneficios para manejar adecuadamente las necesidades de estos niños.
Hay que tomar en cuenta, que la prematuridad puede tener otras consecuencias en el ojo, como mayor desarrollo de miopía y otras enfermedades como desprendimiento de retina asociadas. Por tanto, se necesitan controles oftalmológicos de rutina incluso en ausencia de la enfermedad.