Las actividades diarias y la disciplina que requiere mantenerlos. En muchos casos, son una herramienta muy útil para mantener una buena calidad visual.
Los más utilizados son los lentes de contacto blandos. Se utilizan para miopía, hipermetropía o astigmatismo y hoy en día están disponibles como lentes progresivos para presbiscia. En la mayoría de los casos se utilizan varias horas al día y deben removerse para dormir, aunque existen los modelos de uso extendido que permiten utilizarse durante el sueño. El tiempo de reemplazo varía, teniendo lentes de reemplazo diario, cada dos semanas y otros con períodos más prolongados.
Los lentes de contacto rígidos, gas permeables, se utilizan en condiciones más severas o cuando no hay buena tolerancia a los lentes blandos. Existen los lentes de contacto esclerales, que ayudan con condiciones corneales como queratocono. Otros lentes incluyen los lentes con filtros o tintes, los lentes de ortoqueratología (que buscan modificar la curvatura de la córnea al dormir) y otros tantos. Es importante realizar pruebas para encontrar el ajuste perfecto del lente sobre el ojo.
Los lentes de montura tienen algunas ventajas, ya que pueden colocarse filtros fotocromáticos, no necesitan contacto con el ojo, a largo plazo son menos costosos, ya que no hay que sustituirlos con frecuencia y requieren escaso mantenimiento. Pero el uso de lentes de contacto puede resultar conveniente. Corrige muchas de las aberraciones que presentan las monturas, puede utilizarse con comodidad al realizar actividades deportivas y en general son muy bien tolerados. Sin embargo, las infecciones por lentes de contacto pueden ser devastadoras.
Es muy importante mantener una disciplina de higiene, utilizarlo solo el tiempo que mande el tipo de lente, evitar dormir con ellos si el lente no lo soporta, no bañarse con ellos o usarlos en piscinas o playas. Al aplicarlos, lavar bien las manos con agua y jabón, evitar el contacto con agua o saliva, solo lavarlos con soluciones para lentes de contacto. Hay que reemplazarlos cuando sea necesario según el lente. Se recomienda siempre tener un lente de montura de repuesto, aun cuando se utilizan lentes de contacto de forma permanente. En caso de presentar ojo rojo o molestias, es necesario acudir al oftalmólogo con rapidez para descartar complicaciones.