La comunicación es muy compleja. Un día llevé a una amiga extranjera que me visitaba a comprar un accesorio de larimar, preciosa piedra solo encontrada en República Dominicana. La turista eligió la pieza y comenzó su lucha por pagar menos (la visión de muchos es que hay que regatear porque los precios en países no tan desarrollados son puestos contando con eso). La joven vendedora inició su descenso y la audaz compradora sabía que podía seguir su batalla. Un paso atrás y las manos debajo del mostrador delataban a la comerciante.
Entender el lenguaje del cuerpo nos da una gran ventaja, tanto porque sabremos más de lo que los demás no quieren decir, como por lo que deseamos transmitir. La joven escondía sus manos, lo que comunicaba que algo escondía, la interpretación era el margen. En mi libro Ventas, Oratoria y Lenguaje del cuerpo detallo el lenguaje no verbal por completo. A continuación dejaré una lista de algunos gestos que debemos conocer y cargar en nuestro repertorio.
El puño: Si quiere darle fuerza a sus palabras, la mano cerrada le proporcionará el puntillazo necesario. Siempre antes de la frase, si lo hace al mismo tiempo se notará que es estudiado, y después de ella es una mentira.
La mano al corazón: Si lo piensa sabe a qué me refiero. Cuando apelamos a las emociones no hay mejor órgano para sostener que nuestro palpitador.
Mostrar las palmas: Enseña que no traemos armas, no escondemos nada y estamos dispuestos a negociar. En el ejemplo de arriba esto era primordial para la vendedora, no saberlo le costó un descuento mayor.
Estrechar las manos: Indica acercamiento. Es un gesto que nos une al público o a alguien que no está al alcance para darle la mano. Los dedos se entrelazan frente al pecho.
Existen muchos más gestos, esto es un inicio. El truco para entender un gesto es hacerlo uno mismo, lo sentido es lo que significa. ¿Quiere practicar todos estos ahora para integrarlos a su repertorio?