La pregunta se formula a propósito del primer aprendizaje que obtuve personalmente del profesor Juan Bosch, cuando en noviembre de 1961 logré acercármele, él había retornado al país de su primer exilio el 20 de octubre. Estaba sentado en una mecedora en la salita de estar de la hermosa y modesta vivienda de madera de su hermana doña Josefina Bosch Gaviño, esposa de don Osvaldo Orsini.
Doña Josefina sabía de mi interés en conocerlo personalmente, y al asomarme a la puerta después de responder mi saludo le dijo: “Juan él es Franklin, amigo de Fernando y de los muchachos del barrio, y quiere saludarte”. Con tono paternal y un gesto manual me invitó a acercarme. Al saludarlo le hablé de inmediato sobre “La Mañosa” único libro que de manera oculta de los “agentes de Trujillo” había leído.
Sin mediar más palabras le extendí un artículo mío escrito en algo menos de dos cuartillas y le dije que lo publicaría en un periodiquito que empezábamos a sacar en el Liceo Eugenio María de Hostos, donde había terminado el bachillerato pasando, a estudiar derecho en la Universidad. Tomó las dos hojas y sacó una pluma fuente marca “Parker” de su camisa, mientras leía redondeaba palabras, al terminar me devuelve el artículo y expresa: “sácale esos 45 adjetivos, deja que sea el lector que piense y califique; lo hará cada cual como juzgue los hechos”.
El proceso electoral recién pasado ahora ha tenido muchas calificaciones. Retomemos lo que explica la OEA; ha dicho: “La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció la compra de votos por parte de los partidos políticos en las elecciones municipales del pasado domingo”.(DL 20/2/24) Después refiere que sobre la abstención hubo “…un aumento con relación a la ocurrida durante los comicios de índole realizados en el 2020”.
A seguidas expresa: “Este fenómeno no solo constituye un delito, sino que socava el libre ejercicio del sufragio y mina la confianza de los votantes en todo el sistema electoral. Insistimos en la importancia de que se adopten medidas contundentes para erradicarla. Su eliminación es una responsabilidad compartida de las autoridades administrativas, electorales, policiales y judiciales, así como de los propios partidos políticos y de la ciudadanía en general”.
Advierte que “de cara a las elecciones presidenciales y congresuales abogan por una “campaña limpia” en donde se garantice la equidad del financiamiento de los recursos del Estado a los partidos públicos”.
El país vivió el derroche de grandes sumas de dinero para inducir una abstención electoral para que solo los que pudieren hacerlo lo hicieren por el PRM y sus aliados. En ocasiones daban la suma para toda la familia, y se les retenía las cédulas. En otras se les daba la mitad y al regresar debían traer una foto de la boleta marcada, tomada con su celular. Hubo amenazas de desempleo, persecución fiscal y bloqueos.
El PRM logró una abstención algo más que la pandemia del COVID-19, ellos saben lo que hicieron, por eso no ha habido celebración. Muchas voces, antes muy responsables en el reclamo no se escuchan, porque ni pueden hablar porque les llenaron las bocas de papeletas. Y ahora Ud ¿como calificaría estos hechos? ¿Delincuentes electorales? ¿O sociopatía comicial? ¡Digamos estafadores estatales!