Desde hace principalmente 17 años, es decir a partir del año 2000 en el que tuvo efecto en Pekín la primera conferencia ministerial del Foro para la Cooperación entre China y África, se ha ampliado e intensificado el proceso de inversiones chinas en ese continente. Desde la perspectiva e intereses de China, se trata de que su rápido crecimiento económico (10% del PIB desde 1980 al 2010 y de más del 6% desde entonces hasta la actualidad) así como la consiguiente expansión de la clase media, han impulsado una necesidad sin precedentes de recursos. Por lo que China estratégicamente invierte en los sectores africanos de petróleo y minerales; extendiéndolas además a la agricultura, infraestructura, manufactura, telecomunicaciones, etc.
La agresiva presencia de China en África no ha dejado de generar conflictos, desde el tema del medio ambiente hasta lo que algunos llaman nuevo colonialismo. Mas, la mayoría de dirigentes políticos de los distintos países africanos y particularmente sus pueblos se identifican y aprueban lo que está aconteciendo, puesto de manifiesto en una encuesta del 2016 aplicada a 36 países por Africabarómetro que arrojó una aprobación favorable de un 63%.
Las inversiones de China en África de cientos de miles de millones de dólares se han constituido al mismo tiempo en un gran desafío para el sostenimiento de su política de no injerencia; pues es sabido que la inversión económica requiere de estabilidad política como una de sus principales garantías. De ahí que un efecto ineludible y muy positivo sería superar en África el predominio de dictaduras negadoras de las formas más elementales de la democracia; aunque es cierto que China tiene un sistema de partido único, no así de dirigentes únicos pues no sobrepasan los 10 años, lo cual le quita el carácter personal-familiar del autoritarismo. La realidad política de África de corruptas dictaduras unipersonales y familiares difícilmente se pueda sostener por mucho tiempo en ese contexto. No es casual que China haya inaugurado hace apenas algunas semanas (1ro de agosto) su primera base militar en el exterior, precisamente en Djibouti en el Cuerno de África.
Si la presencia de China en África con todo y su complejidad, contribuye a crear las condiciones para que desde los Estados se impulsen los factores asociados al Índice de Desarrollo Humano (IDH) y al Índice Global de Competitividad (IGC) tales como educación, salud, desarrollo institucional, eficiencia de los mercados y el entorno macroeconómico, África de seguro que dará en breve plazo un gran salto en su desarrollo para beneplácito de esos pueblos que por ser tan dignos como otros, lo merecen.