Desde hace años asumí la frase que titula esta columna en el día de hoy, tal vez, influenciada por Freddy Ginebra, que nos acostumbra a leer cada semana mensajes que nos invitan a ello. Para mí, celebrar la vida no es necesariamente un momento de gozo y fiesta únicamente, de compartir con amigos y familiares, para mí celebrar la vida, es una invitación abierta a dar gracias por cada detalle que nos acompaña en nuestra existencia, por pequeño que sea.
Es despertar cada mañana con un profundo convencimiento de que estamos disfrutando un día más cuando muchas otras personas no lo harán.
Es dar gracias por el trabajo, aunque sea pesado, porque nos permite ganar el dinero con el que podemos sustentar a nuestra familia. Es buscar la excusa perfecta para que cada detalle cuente. Es vivir abierto al agradecimiento constante.
Escuché a la doctora Marian Rojas Estapé decir que las quejas lo único que provocan es sabotear tu felicidad, entonces, celebrar la vida, para mí, es no quejarme del tránsito, del motorista mal educado e irresponsable, del compañero mediocre, del hijo poco considerado, en fin, es vivir con el lado positivo activado todo el tiempo.
Aunque muchos consideren que no es posible, y eso no quiere decir que no nos sucedan cosas poco agradables en nuestro entorno, sin embargo, lo más valioso es saber cómo reaccionar ante los problemas.
Nací un día como hoy y tengo la dicha de haber llegado al mundo el mismo día que mi abuelo Blas. Aunque ya él está en el cielo, siempre recuerdo sus cuentos y cómo casi convence a mi padre para que llevara el nombre de Blasina, en honor a San Blas, habría sido todo un lujo tener un nombre inspirado de un santo cuya misión era sanar a los enfermos, en especial a quienes tenían problemas de la garganta, no obstante, siendo realista, agradezco a mis padres que no se dejaron influenciar por mi abuelo para esta “imposición”.
Hoy me miro al espejo y veo tantas cosas importantes por las que puedo decir mi palabra favorita, gracias. Hoy celebro la vida, como el regalo más preciado que tenemos.
Mario Alonso Puig, a quien escucho y leo cada vez que puedo, nos recuerda la importancia de poner en marcha la gratitud, es un ejercicio necesario que según él genera un equilibrio y tiene un impacto directo en la salud de la gente. Yo elegí celebrar la vida… ¿y tú?