Durante los primeros días de esta pasada semana, una masa de aire cálido y húmedo, procedente del mar Mediterráneo, transportó hasta los niveles altos de la troposfera una altísima cantidad de vapor de agua que generó un evento meteorológico extremo que durante los días miércoles y jueves descargó torrenciales lluvias sobre la zona de Renania-Palatinado, en el oeste de Alemania, sobre Luxemburgo, sobre Bélgica y sobre Los Países Bajos, llegando a caer entre 100 y 150 milímetros de lluvias por cada metro cuadrado en zonas donde desde hace más de 50 años no se veían lluvias de esa intensidad, por lo que ese evento meteorológico extremo, al encontrar los poros de los suelos ya saturados de agua por las lluvias previas, generó diversos eventos hidrometeorológicos extremos que terminaron generando grandes crecidas súbitas de ríos y arroyos que inundaron repentinamente sótanos de viviendas cercanas a cauces de ríos y arrastraron autos y casas ubicadas dentro de las zonas de inundación de cada río desbordado, principalmente casas construidas sobre arcillas y arenas, provocando la muerte de unas 170 personas, mientras otras 1,300 personas se encuentran desaparecidas.
Este evento meteorológico extremo ocurre apenas 3 días después de que torrenciales lluvias transportadas por la tormenta Elsa inundaran a la ciudad de New York, la cual no se inundaba de tal forma desde que el huracán Sandy lo hiciera en octubre de 2012, pudiendo llamar a la atención el hecho de que Elsa ya había pasado al sur de la República Dominicana en categoría de huracán, siendo poco usual que al inicio de julio tengamos un huracán categoría 1, y desde el sur de la República Dominicana siguió degradado en categoría de tormenta hasta atravesar a Cuba por la zona de La Habana, y desde ahí continuó por el oeste de La Florida hasta entrar al territorio continental y atravesar Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Virginia y New York, sin perder su capacidad para generar lluvias torrenciales, lo que evidencia que ese fenómeno meteorológico estuvo excesivamente cargado de vapor de agua, y ese atípico evento meteorológico regional, al igual que el atípico evento meteorológico que 3 días después inundó a una parte importante de Europa, han sido generados por las altas temperaturas que hoy afectan la superficie del océano Atlántico, pues a mayor temperatura de la superficie del mar, mayor cantidad de vapor de agua se produce, vapor que por su baja densidad asciende hasta la troposfera donde el aire frío le condensa, y la única explicación, sustentada en la razón, es que desde el año 2014 el planeta Tierra está viviendo la década más calurosa desde que se llevan registros a partir de 1880, y esta década más calurosa es una preocupante introducción al cambio climático.
Y estamos hablando de Estados Unidos, en Norteamérica, y de Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Los Países Bajos, en Europa, países desarrollados que en menos de una semana han sido impactados por lluvias torrenciales que han generado severas, dañinas y mortales inundaciones, sin olvidar que el pasado año 2020 en la región del Caribe tuvimos un record de 30 tormentas nombradas, muchas de las cuales evolucionaron a huracanes poderosos que devastaron extensas regiones de Centroamérica y del golfo de México, y que en el año 2017 tuvimos de manera secuencial los huracanes Harvey, Irma y María que afectaron islas del Caribe, incluyendo a Puerto Rico, y provocaron estragos en La Florida y en Houston, estando claro que cada año los eventos meteorológicos están siendo más frecuentes, más intensos y más dañinos, siendo obligatorio que todos los países, grandes y pequeños, ricos y pobres, se preparen para cada año enfrentar más y más peligrosos eventos meteorológicos que han de producir eventos hidrometeorológicos extremos.
Pero la preparación de cada país avanza muy lentamente, y a veces ni siquiera avanza, no obstante las advertencias tempranas que muchos estudiosos del temas estamos haciendo desde varios años atrás, pudiendo recordar que en octubre de 2018, al disertar en el congreso anual de seguridad organizado en Miami por la Florida International Bankers Association (FIBA) y por la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN) expresamos claramente que cada año estaríamos viendo más y más fenómenos meteorológicos que sorprenderían a los países ricos y golpearían muy duro a los países pobres, y que los países con mayores posibilidades de ser perjudicados económicamente, y perjudicados con mayores pérdidas de vidas, serían aquellos que no se preparen con modernos equipos de alta tecnología para dar seguimiento temprano a los cambios bruscos que se producen en las condiciones meteorológicas regionales y locales, aquellos que sigan permitiendo densos asentamientos humanos en zonas susceptibles de inundaciones repentinas, y aquellos que no eduquen a su población sobre cómo enfrentar correctamente los riesgos inherentes a los fenómenos naturales que amenazan a cada región.