Todo lo que entrañe molestias y aumento en el costo de la vida generará quejas y protestas, como ha acontecido con los anuncios de apagones programados de lunes a viernes y el alza o “nivelación” en algunos de los peajes. Las autoridades, que en no pocas ocasiones parecen vivir desconectadas de la realidad y del sentimiento de la gente, quizás muestren sorpresa ante esas expresiones de disgusto popular. Como la reforma fiscal como tal no se pudo concretar, había que esperar otros ajustes por vía administrativa sin necesidad de ninguna acción legislativa. El hecho es que nadie quiere más alzas, particularmente tratándose de áreas que tienden a desatar cadena inflacionaria.