El país necesita contar por fin con un Código Penal actualizado, robusto, que sirva de guía eficaz en la fijación de penas disuasivas y aleccionadoras a quienes incurran en crímenes y diversos delitos. Es una pena que, en medio de tantas pomposas proclamas en pro de la fortaleza institucional, este fundamental instrumento de la justicia permanezca con enfoques anacrónicos por diferencias aún no superadas por los legisladores. Como bien sabemos, estos escollos han girado principalmente sobre las polémicas tres causales del aborto, por lo que en otras oportunidades se ha propuesto sacarlas del Código y ponerlas en una ley especial. Bueno, esto no admite ya más debates y demoras.