Cuán mal ha caído entre los puertorriqueños que antes de un mitin de Donald Trump en Nueva York, un cómico llamado Tony Hinchcliffe se refiriera “chistosamente” a Puerto Rico como “isla de basura flotante”. La campaña republicana se apresuró a desligarse del “chiste”, pero el daño estaba ya hecho. Los puertorriqueños residentes en Estados Unidos fueron llamados a votar contra Trump.
Si Trump pierde finalmente, se entenderá que esa “metedura de pata” habrá tenido que ver con la derrota. Hay puertorriqueños en cada uno de los siete estados pendulares, incluso medio millón en Pensilvania, objeto de disputa hasta el último momento entre Trump y la candidata demócrata Kamala Harris.