La inmensa obra del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) está a la vista de todo el pueblo dominicano, y nadie puede negar que la misma ha contribuido a mejorar significativamente las condiciones materiales de vida de los habitantes del país.
Luego de la derrota en las elecciones del año pasado y que marcó la salida del PLD del poder, se ha tratado de manipular a la población, con la insana pretensión de borrar esa obra inmensa de realizaciones, inspirada en la extraordinaria visión del líder fundador de la organización, el Profesor Juan Bosch. Sin embargo, esa realidad no podrá ser borrada, porque está palpable en la reducción de la pobreza y de la inequidad social, en obras de infraestructuras, en la modernización del Estado y en un conjunto de normas para garantizar la transparencia pública, entre otros aspectos relativos a la vida nacional.
En ese contexto, llaman a la atención algunos planteamientos que señalan que, supuestamente, los dirigentes que asumimos posiciones públicas nos olvidamos de las enseñanzas de Juan Bosch en el ejercicio del poder. Y nada más falso que eso; si no hubiera sido por la práctica de la Teoría Bochista desde la dirección del Estado, esas grandes realizaciones no se hubiesen materializado para llevar bienestar a los dominicanos y dominicanas, entendiendo ésta como el conjunto general y particular de principios, interpretaciones de acontecimientos históricos, sociológicos, métodos, lineamientos organizativos, enunciados, analizados y creados por Bosch. Ese conjunto de principios ha constituido el fundamento teórico que ha permitido al PLD conocer e interpretar cabalmente la sociedad dominicana, y de ahí el éxito de sus gestiones de gobierno.
Hay que reconocer que algunos compañeros pudieron haberse apartado de esos lineamientos del Boschismo, pero no ha sido la generalidad de los casos, sino que se ha tratado de excepciones. Me permito asegurar que el Boschismo sigue en los corazones y en la práctica de vida de la mayoría de los peledeístas.
De todas maneras, siempre será importante que los miembros del PLD estudien permanentemente la vida, obra y postulados del Profesor Bosch para entender los contextos en una perspectiva de futuro. Bosch siempre insistió en la calidad de sus miembros, no en la cantidad; y que uno de los roles fundamentales que tienen es que para lograr el apoyo del pueblo no pueden hacerlo si no logran un dominio pleno de lo que plantean, tomando siempre en cuenta el bienestar colectivo.
Los peledeístas aprendimos que líder es aquel capaz de encarnar, asumir y defender las expectativas de la gente y si no se tiene dominio del escenario y los conceptos políticos, no podrá hacerlo bien desde una posición pública. En el PLD aprendimos bien las enseñanzas de Bosch, y por eso nuestras administraciones gubernamentales representan un orgullo para toda América Latina.
Toda su obra, sin importar la temática enfocada, está impregnada de la magia de un pensador, que, como escritor y político, pero sobre todo por su conducta publica, ofrece permanentemente lecciones de moral, de conducta ética, más cuando se trata fundamentalmente de la defensa de los principios y de los mejores intereses del pueblo dominicano. Eso es lo que ha hecho el PLD desde el poder en sus dos décadas de dirección del Estado.
Orgullosos de nuestra obra de gobierno, producto de los 20 años en el poder, los peledeístas nos aferramos al Boschismo como la guía que fundamenta los conocimientos para conducir correctamente los destinos del pueblo dominicano.