Indiscutiblemente, la mujer va ganando terreno en los espacios de toma de decisiones importantes, lo que le ha permitido a muchas desarrollar un liderazgo que han extrapolado con éxito a otros ámbitos, como es el caso de la política, aunque las estadísticas y otras informaciones sugieren que todavía persisten algunas brechas que limitan la consecución de la ansiada igualdad de género, uno de lor primeros indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que a todas luces será imposible de alcanzar antes del 2030, como se tiene previsto.
De acuerdo al trabajo Hechos y cifras: Liderazgo y participación política de las mujeres, publicado por la entidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, más conocida como ONU Mujeres, “Al 1 de octubre de 2024 hay 29 países donde 30 mujeres se desempeñan como Jefas de Estado y/o de Gobierno. Al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años”.
El citado mecanismo también reveló el encasillamiento de la mujer en la designación de roles, a pesar de que muchas cuentan con la preparación académica necesaria para asumir posiciones más estratégicas. En tal sentido y de acuerdo a ONU Mujeres, “Las cinco carteras más ocupadas por ministras son Mujer e igualdad de género, Familia e infancia, Inclusión social y desarrollo, Protección social y seguridad social, y Asuntos indígenas y minorías”. La República Dominicana muestra avances en ese sentido, porque hay mujeres ocupando posiciones claves dentro del ámbito político institucional.
En ese orden, el poder femenino es un tema que ha logrado visibilizarse en esta ocasión no tan solo por su tratamiento en el marco de la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino por la asunción al poder de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en un país donde el machismo se alza como orgullo nacional, que es promovido y refrendado desde la óptica cultural, siendo evidente en los productos exportables de la importantísima industria del entretenimiento, liderados por las telenovelas, que se transmiten cuasi a escala global y en diferentes idiomas.
La llegada al poder de Claudia es un hito, por sus implicaciones y alcance. Aunque no se puede minimizar lo trascendental del apoyo partidario y del endosamiento exitoso del liderazgo sólido de su predecesor, Andrés Manuel Lopez Obrador, su elección es sinónimo de superación y esperanza. La ahora dignataria es consciente de eso y por ello logró desarrollar un discurso asertivo, enfocado en el voto femenino, y el cual afianzó durante su juramentación, al indicar que “Condenamos el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación”.
Un trabajo periodístico titulado “México estrena presidenta: así queda el mapa del poder femenino en el mundo”, publicado en el portal digital del medio de prensa español El País, el 3 de octubre de 2024, establece que “A diferencia de México, hay una amplia mayoría de países que jamás han tenido presidenta, ni jefa de Estado, ni primera ministra. España entre ellos. Tampoco Estados Unidos, aunque ahí, en pocas semanas y por segunda vez en su historia la posibilidad estará abierta: Kamala Harris disputará la presidencia a Donald Trump como lo hizo en 2016 Hillary Clinton”.
Tal planteamiento demuestra que no solo países en vías de desarrollo no le han dado la oportunidad a la mujer de alcanzar los más altos niveles de mando político, sino que esta realidad también se manifiesta en naciones desarrolladas que se muestran como referentes en cuanto al avance y los derechos alcanzados por el segmento femenino.
Desde mi perspectiva, entre los factores limitantes para que la mujer pueda alcanzar nuevos peldaños hasta posicionarse en instancias y niveles del más alto mando político, están: la mentalidad, muy relacionada con la idiosincrasia de un país o colectivo; la religión; y la discriminación de género.
Sin embargo, soy de opinión que aunque las cifras de la ONU no son alentadoras, la mujer viene ganando espacios, conquistando derechos y dejando una huella que servirá de referente para otras mujeres del presente y de generaciones futuras.