La decisión del presidente de los Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, en el sentido de someter una iniciativa para eliminar el presupuesto de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ha creado una alarma de magnitudes impresionantes en los países de Latino América, ya que muchas instituciones sociales y políticas de los países de esta región, sufrirían consecuencias adversas, por el recorte económico que esto implicara para la (Usaid), que solo en el año 2024 destinó a la región unos 2.300 millones de dólares, por lo que la decisión del presidente Trump, no solo amenaza la continuidad de programas sociales y políticos en esos países, si no que a la ves perjudicará a millones de personas que hasta ahora se beneficiaban de la cooperación estadounidense a ese organismo internacional.
En sus argumentaciones, Trump mencionó a medios de comunicaciones que habrían recibido dinero de esta agencia a cambio de coberturas favorables, actuaciones calificadas de inmediato por él, como «uno de los mayores escándalos de la historia».
Esta decisión, que abarca el desmantelamiento de la USAID y la designación de Marco Rubio como secretario de Estado Interino, establece la interrogante sobre el futuro de la cooperación internacional de EE.UU., además de que ya puso en dudas la transparencia de una de las principales agencias estadounidenses de ayudas.
A nuestro juicio, la magnitud de la decisión del Presidente Trump va más allá de lo percibido, pues pone sobre el tapete la interferencia política en las informaciones y en los procesos democráticos de países que han recibido estas ayudas económicas tan cuantiosas y cuestionadas.
La USAID en RD: ¿Cooperación o manipulación? Inercia del Ministerio Público.
En la República Dominicana llama poderosamente la atención, que tras las acusaciones contra la USAID y su giro expansivo, el Ministerio Público no haya reaccionado sobre este asunto, a pesar de que según denuncias en círculos políticos y mediáticos, la agencia habría favorecido muy deliberadamente con recursos abundantes a periodistas y comunicadores dominicanos, que según las informaciones eran contratados para influir en la opinión pública y con el propósito de desestabilizar gobiernos y debilitar el sistema de partidos políticos de nuestro país.
Además a ese círculo de políticos, empresarios y periodistas dominicanos se les puede acusar de traicionar a su país, al recibir financiamientos de un gobierno extranjero con el objetivo de promover agendas que atentan contra la estabilidad nacional y entre sus acciones estarían: la promoción del aborto, el boicot en el Congreso Nacional para impedir la aprobación del Código Procesal Penal, el ataque sistemático contra la paz familiar, la erosión de la cultura dominicana y la facilitación de una «invasión silente» de haitianos en el país.
Todo esto ha contribuido a una creciente inestabilidad social y a un clima de incertidumbre en la nación, por lo que la población dominicana reclama que esta especie de asociación de malhechores sea sentada en el banquillo de los acusados a iniciativa de nuestro Ministerio Público.
La situación toma un giro más complejo cuando analizamos la situación que genera el tema a lo interno de la República Dominicana, donde la USAID habría canalizado recursos a través de organizaciones que han estado vinculadas a actividades de la política y este tipo de actuaciones pone en duda la legitimidad de las informaciones difundidas por ellos en los medios de comunicación, pues se cuestiona si realmente estaban siendo imparciales o si respondían a intereses ajenos a la realidad nacional.
Reflexión final: ¿Un punto de inflexión en la cooperación internacional?
El inevitable desmantelamiento de la USAID, debido a las denuncias de su involucramiento en actividades de manipulación mediática y política en los países de Latino América, abren un debate profundo sobre la naturaleza de la cooperación internacional y el papel que deben jugar los gobiernos extranjeros en los asuntos internos de otros países.
Si bien las ayudas para el desarrollo han sido históricamente una herramienta de promoción al bienestar y al progreso de los países más pobres de la región, las acciones denunciadas en República Dominicana y las acusaciones formuladas por Trump sobre la influencia de los medios de comunicación, nos invitan a cuestionar si estos recursos, recibidos durante años por las personas que han sido señaladas de manera pública, han sido utilizados para fomentar la democracia y la estabilidad, o si, por el contrario fueron empleados para sembrar divisiones y para promover agendas políticas específicas.
El futuro de la USAID y de las relaciones internacionales de Estados Unidos con países como República Dominicana, podría depender en gran medida de la transparencia en la investigación de estas denuncias y de la capacidad de nuestras instituciones para restablecer la confianza pública. Solo el tiempo dirá si este escándalo marcará un punto de inflexión en las políticas de cooperación internacional o si, por el contrario, quedará como un episodio más en un largo camino de tensiones geopolíticas.
Por el ¨Observatorio Jurídico de Persecución a la Corrupción Administrativa¨, (OBJUPERCA).
Lic. Jose Nicasio Diaz Guzman (Mario Diaz).