Juan Bosch fue un líder y maestro de la literatura y la política que supo sembrar escuela política en toda la geografía nacional, y de esa escuela surgió una legión de mujeres combativas y aguerridas -por demás, antitrujillista-, entre ellas, la que fuera educadora y política: Yvelisse Prats de Pérez que nos acaba de dejar…, y con su partida se ahonda la orfandad ética-doctrinaria-ideológica en que ha caído, con contadas excepciones, la actividad política. De esa escuela-estirpe quedan escasos ejemplares; pero ella significó un punto álgido y elevado de ejercer y concebir la política: primero, como ciencia y arte; y luego, como servicio. Y para reconocer ese magisterio en ella no hay que estar adscrito a ningún partido político -que es lo de menos-, pues solo basta otear en nuestra historia post dictadura trujillista 1961-78 (transición democrática), y ahí mismo aflora la luchadora, la educadora, la política, la gremialista -fundadora de la ADP-1970-, la socialdemócrata; y la que, cuando llegó la bifurcación Bosch-Peña -o mejor y más institucional-ideológico-: cuando PRD-PLD tomaron derroteros políticos-ideológicos distintos (1973), se reafirmó en el otrora PRD con determinación y sustentación doctrinaria. Igual en el 2011, bifurcación: PRD-PRM.
Es que la dirigente Yvelisse Prats seguía ideas e instituciones y en ese trayecto inclaudicable no cejó, y más bien, mientras entraba en edad, algo atípico o contracorriente, consolidó y reafirmó sus principios y valores democráticos, filosóficos-ideológicos y visión de avanzada, a veces como sola golondrina, otras, sin más compañía, como saeta-estrella en el firmamento, que sus libros-sueños, su columna -fúsil conceptuoso-, su magisterio; pero, sobre todo, tolerancia y crítica a una clase política cada vez más ignota y pedestre.
Crecí viendo y oyendo a esas mujeres que Bosch y Peña Gómez convidaron a la lucha social y política, al ejercicio político profesional y la confrontación política-ideológica y electoral contra el Balaguer déspota ilustrado (1966-78); y, al mismo tiempo, descollar en el ejercicio profesional de la política, el magisterio, el derecho, la medicina, entre otras ramas del saber científico y el arte.
En fin, estas breves líneas quieren ser un homenaje sentido a la política y educadora que se fue -aunque no su legado-ejemplo ético-ciudadano- y, en ella, a todas las que asumieron, con coraje y determinación, los derroteros de sus tiempos pensando en un porvenir mejor para la Patria desde el hondón épico-redentor.
Con la maestra y política Yvelisse Prats de Pérez, podríamos decir, sin temor a equívoco, que vivió como murió: en dignidad y decoro; y como hija excelsa de la Patria que amamos y sufrimos… ¡Q. E. P.D!
¡Loor a su fructífera vida…!