La identidad cultural dominicana es una de las más amenazadas en el mundo actual. Recibe presión de al menos tres grandes fuerzas que tratan de oprimirla.
Las autoridades no se dan cuenta o no quieran ver la situación. Algunos pueden aludir un falso alarmismo. Nadie pensó jamás que la Unión Soviética desaparecería. Y desapareció, también Yugoslavia, Checoslovaquia. Y Alemania se reunificó.
¿República Dominicana… sin cultura dominicana, sin identidad nacional? Puede ocurrir. Aquí esas tres grandes fuerzas.
1.-RD comparte isla con Haití, país dueño de una cultura muy fuerte, con una intelectualidad formada en las mejores universidades francesas, con gran lobby europeo y en organismos internacionales. Los nacionales haitianos conviven de este lado por centenas de miles, influyen con sus tradiciones y costumbres, sus creencias y cultura más de lo que se admite y piensa.
2.-La transculturización, con el uso desmedido del idioma inglés hasta en vallas de anuncios comerciales, y nombres de salones de belleza, restaurantes, instituciones, o programas de radio y televisión. Mientras la Academia Dominicana de la Lengua no provoca un debate público sobre esto, no exige ni propone (al menos, que se sepa) leyes para la protección de la lengua.
3.-Con la pandemia se afianzó el tercer elemento, el de la subcultura urbana, gracias a los llamados “teteos”, mientras el resto de la sociedad se mantenía encerrada. La indisciplina social de los barrios se convirtió en la toma del poder real de las calles y las casas dominicanas en todas las capas sociales. El dembow entró de lleno a través de las redes sociales a los grandes apartamentos de Piantini y Naco y las residencias de Arroyo Hondo en la capital, en los Cerros de Gurabo en Santiago, en Casa de Campo o en Cap Cana. El dembow se convirtió, con todas las indecencias que nos quieren hacer pasar como normales, en una nefasta pandemia para la cultura dominicana. El problema no es la música, ni sus exponentes, sí sus contenidos que glorifican todo lo que es opuesto a la esencia de la cultura y de la ética de la nación dominicana. (Continuará)