El viceministro de Cultura Bonny Cepeda se peda (se emborracha) de ego en almíbar con el dictador Nicolás Maduro, quien le ha organizado un Festival Mundial del Merengue, a la medida suya, de Kinito Méndez y de Aramis Camilo, que ha anunciado a bombo y platillo por Twitter.
“¡Julio2022! El Poliedro de Caracas será el escenario perfecto para recibir a artistas nacionales e internacionales en el “Festival Mundial del Merengue 2022”. Los representantes de la música caribeña visitarán Venezuela, para cantarle a su pueblo ¡Bienvenidos al Merengazo!”, vocifera Maduro.
El popular merenguero, devenido en viceministro gracias a la política de agradecimiento a los compañeritos del partido, cargo para el cual no estaba y evidentemente no está preparado, puso otra vez la nota en Fa sostenido.
Que se sepa, el gobierno dominicano no ha reconocido al dictador Maduro como presidente, de modo que celebrar hasta un bautizo con el dueño de Miraflores es un dislate político, que va en contra de la política de su partido y de su gobierno, del cual es vi-ce-mi-nis-tro.
Cuando Ud. ostenta un cargo oficial tiene que ser coherente con ello. Y responsable, porque Ud. representa un gobierno.
La vieja práctica de lavarse la cara con música quiso ser replicada en La Habana de la represión inédita con un Festival de San Remo tan espurio como fracasado. Ahora Maduro invita a Miraflores a los tres merengueros y comparten abrazos y admiraciones.
¿Acaso nadie le dice a Bonny Cepeda que eso no está mal, sino peor?
¿Hacia dónde miran las autoridades de Cultura que han sido incapaces de organizar un Festival Mundial del Merengue -del cual se adueña Maduro- a quien no le basta con adueñarse de la libertad de su pueblo y sumirlo en la miseria, sino también que se convierte en El Padrino del merengue?