Avelina Lésper acaba de estar en República Dominicana. La polémica periodista cultural mexicana, autora de “El fraude del arte contemporáneo”, enemiga de instalaciones y performances, -algo (las performances) que ella misma practica con entusiasmo revolucionario-, ha sido traída al país para respaldar los esfuerzos de convertir a Iván Tovar en el más importante artista plástico dominicano de todos los tiempos. Pero sobre todo imponer un valor comercial, y convertirlo en lo que él probablemente nunca quiso ser…

Ah, Avelina vino en el preciso momento en que se celebran los 60 años de arte (en el 2do piso del Museo de Arte Moderno) del dominico argentino Leopoldo Maler, autor de Silence, (Londres, 1971, Galería de Candem) considerada la primera instalación.

Uno no sabe cómo interpretar esto. O es una provocación a Maler, o es una tomadura de pelo a todos. Hablo de la expositora traída de México para refrendar la obra de Tovar, que es una conocedora de Tovar… por internet.

Así como su conocimiento de Tovar fue por Internet (¿cuánto le habrán pagado?), no visitó -seguramente ni se lo mencionaron-, en el mismo recinto, la retrospectiva de Maler.

La verdad es que la exposición de Maler y la de Tovar dialogan por encima de los teteos populistas de Avelina Lésper. En todo esto de Tovar, molesta no el qué, sino el cómo.

Amable López Meléndez, uno de los más prestigiosos e incómodos críticos de arte del país, le preguntó a Lésper: “¿Ud ha hecho un ejercicio crítico sobre la obra de Tovar o un poema sobre la obra de Tovar?”. Amable fue valiente, y claro, amable. Porque probablemente merecía más.

Titubeando, Lésper trató de conseguir una respuesta para que un grupito de pica picas desde la platea, correspondieran con aplausos y exclamaciones. Un corillo de seguidoras de la Universidad de Influencers.
Dicen que Gamal Michelén, no sé si el crítico o el viceministro, busca la cancelación de Amable López del MAM. Si eso ocurre será un indicador de que no estamos mal… Sino que estamos peor.

El fraude de Avelina sigue siendo el performance. El suyo. El de siempre. Incómoda como Amable, solo que plegada al establishment que ella critica en México y aquí respalda.

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