Al cumplirse apenas 60 días del cambio, la renovación de la esperanza y la fe en el porvenir, junto a los beneficios de la alternabilidad democrática, son los primeros resultados de la gestión de Luis Abinader.
Hablamos de un cambio que ya se palpa en la confianza que muestran actores fundamentales de la vida nacional, aun viniendo de muy atrás como nos han llevado los virus del COVID 19 y la epidemia de la corrupción administrativa que debemos sobrepasar.
La sustitución se ha realizado con éxito, demostrando que adecuados cursos de la vida nacional eran posibles y viables más allá de la entronización en el poder del Partido de la Liberación Dominicana.
El paso de los días, las semanas y los dos meses transcurridos muestran cómo amplios sectores del país se sienten expresados con la nueva figura presidencial, que muestra dinamismo, emprendimiento efectivo frente a las dificultades encontradas,
La realidad del cambio que significa la impronta gubernamental de Luis Abinader ha demostrado la viabilidad de la alternativa de un Estado redirigido en función del interés de la nueva mayoría y de las ansias de renovación institucional del país.
El cambio se ha verificado en su justeza no sólo por el hecho de que la alternativa se haya demostrado viable, sino porque la nación se ve realizada en la esperanza reflejada en una nueva sonrisa que empuja con buen viento a la nación.
La viabilidad del cambio de Luis Abinader no es sólo la identificación con una nueva personalidad, sino por la confianza del pueblo en su capacidad de hacerse representar por otras figuras, ampliando la versatilidad democrática que parecía destinada a desaparecer con el absolutismo morado.
El gobierno del cambio es una realidad muy distinta a la de aquel modelo que anuló el poder contralor de la nación, restando calidad y autoridad a la Cámara de Cuentas, convirtiendo la Contraloría General de la República en una caricatura y secuestrando gran parte de la opinión pública y su rol de contraloría social.
Todo ello para blindar y ocultar bajo un espero manto de impunidad una de las etapas más frondosas de la corrupción administrativa que haya vivido el país en tiempos de democracia.
En apenas dos meses de gestión Luis Abinader y el PRM y sus aliados están mostrando al país las bondades y virtudes de la alternabilidad democrática. Ampliar y profundizar en esa dirección es la tarea del momento.