Como decía Samuel Conde, son pocas las instituciones de este tipo que logran preservar en el tiempo treinta años.

Con don Gustavo Tavares, al frente de un grupo de empresarios, se inicia lo que en su momento conocimos por Acción por la Educación, que hoy todos llamamos Educa. Entendían, como lo hacemos hoy también, que el país sufre un peligroso atraso fruto para muchos, de la falta de inversión; para otros como yo, desgraciadamente ha sido la falta de interés, de coherencia en las políticas, pero sobre todo el efecto nocivo de un sindicato preocupado únicamente por sus salarios, sin tomar en cuenta la preparación de maestros, horas de trabajo, calidad de la enseñanza.

Hay que prestar atención a las palabras del presidente de Educa cuando dice “Tal vez cuando se sumerjan en las páginas de la lente de Educa, los sorprenda como a mí, la vigencia de esas ideas para el debate actual de la educación del país”.

Al buen entendedor pocas palabras bastan. A pesar de reconocer esfuerzos y lentos avances, la preocupación de don Gustavo y de los muchos que hemos aportado tiempo y dinero a Educa no son muy diferentes a los planteamientos que pueden hacerse los directivos de hoy.

Nuestro sentimiento de frustración y falta de esperanza cambia cuando oímos la presentación de Rodrigo Arboleda, habla del uso de la tecnología en la educción desde cuando junto con su compañero de universidad, Nicolás Negroponte, fundaron el Media Lab en la universidad de MIT.

Arboleda no habla de un cambio en una sociedad de Europa o Estados Unidos, se refiere a transformación de Medellín, la ciudad en un momento más peligrosa del mundo al haber tenido la desdicha de ver nacer y realizar todas sus atrocidades al narcotraficante más perverso del mundo, si es que existe alguna escala en estos engendros: Pablo Escobar.

¿Por qué lo logra Medellín y nosotros no? Un grupo de empresarios se reunieron como la ha hecho Educa, pero nosotros no hemos tenido el éxito de ellos, pero si la constancia de perdurar por treinta años.

¿Cuántos ministros de educación hemos tenido en los últimos treinta años? ¿Cuánto hemos tenido en los últimos siete años? ¿Cuánto han durado nuestros planes decenales? Sólo para citar los últimos siete años, que debemos admitir se ha desarrollado una tremenda infraestructura, tanda extendida y comidas y meriendas para nuestros estudiantes, hemos tenido tres ministros.

¿Por qué le hace huelgas al Ministro de Educación, la Asociación de Profesores? ¿Por más computadoras? ¿Exigiendo un entrenamiento para un mundo digital cuando muchos no han teclado un computador?

No, las huelgas son porque, con toda razón, el ministerio ha querido elevar el nivel de los maestros. ¿Cómo pretender tener alumnos con capacidad de enfrentar lo que ya hace mucho se nos vino encima, cuando algunos maestros son analfabetos funcionales?

Si Medellín logró cambiar en una generación el rumbo de su educación, de su economía y de su futuro, ¿Por qué nosotros no podemos? Ellos lo hicieron bajo un sistema de “plata o plomo”; nosotros tenemos un sistema democrático, que tiene claro que sin educación no hay desarrollo.

Hay que tener un acercamiento sincero con la ADP, la mayoría de ellos no tienen cómo pagar una escuela privada. La mayoría de nuestros niños los condenamos a una educción publica de bajo nivel que les impide insertarse en un mundo competitivo, salarios dignos y pensar en crear y en no complicar.

Al buen amigo Samuel y la directiva actual, las gracias por su tiempo y su entusiasmo y promover que el sector privado siga siendo el eslabón entre el sector público y los maestros. Gracias por una celebración de los treinta años impecable. Una lección de hacia dónde debemos marchar todos.

Una lección de que los métodos de enseñanza tienen que cambiar desarrollar las habilidades del alumno, cambiar la letanía de una clase por la creatividad y la originalidad, que incidan en desarrollar las habilidades de nuestros alumnos.

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