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Miami.– Antes del año 2030, cuatro de cada 10 empleos, formales e informales, habrán dejado de existir, se habrán transformado o se convertirán en una función de una máquina, afectando la capacidad de gestión de los gobiernos de turno.

A esa conclusión arribó el consultor en comunicación Felipe Vallejos, al intervenir en la XXI Cumbre Mundial de Comunicación Política, celebrada en la Universidad Internacional de Florida, con el tema “comunicación política aplicada a la IA (Inteligencia Artificial)”.

Vallejos sostuvo que estudios recientes de Naciones Unidas, del Fondo Monetario Internacional
y de consultoras de Recursos Humanos como Randstad, han advertido que los números de “empleos creados versus empleos destruidos arroja una tasa negativa de un 40%, es decir, al borde de la mitad de los empleos del ámbito administrativo, comercio y hostelería se verán profundamente afectados. En un país como República Dominicana, con una economía de servicios, esto es una alerta roja para los próximos 10 años”.

Sostuvo que al tener la IA un impacto tan directo en la economía familiar, “tendrá a su vez un evidente impacto en la gobernabilidad, y lo veremos en las próximas campañas políticas y electorales, del 2028 y especialmente la del 2032, porque aunque podamos retrasar el ingreso de la IA al país y al aparato productivo, es ineludible su adaptación en vista de que tenemos la obligación de encaminarnos a ser una economía competitiva, particularmente en sectores como el turismo, y esto no es algo improbable o lejano, sino altamente probable e inmediato”.

El especialista en comunicación dijo que la comunidad de consultores en comunicación para gobiernos, partidos y campañas en general, hablar de este desafío es una obligación moral y profesional, “pues ya estamos viendo cómo en el ámbito laboral la IA está dejando a mucha gente sin trabajo”. De esa realidad, “tanto en la narrativa de una campaña como a la hora de gobernar, los actuales y futuros políticos deberán nutrirse y navegar en un escenario sin precedentes”.

Señaló que la política sigue teniendo un componente humano muy marcado, y es que “aunque por un lado quienes hacemos investigaciones de mercado, encuestas o focus group, poco podemos hacer ante el Big Data y la interpretación de los datos que proporcione la IA; por el otro lado, el contacto persona a persona, el ‘puerta a puerta’, estrecharle la mano a la gente, ahí no hay máquina que pueda”.

Al final, “será la teoría de Darwin, de 1859, la que nos guiará: adaptarse al cambio que está ocurriendo, en esta auténtica revolución de la IA, o quedarnos en el camino”, concluyó.

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