El avance tecnológico parece venir a confirmar que nunca faltará la contradicción en ninguna actividad humana. La tecnología ha transformando el mundo, facilitando sorprendentemente la comunicación y forma de hacer las cosas. No obstante, últimamente se reconocen distintos efectos adversos en las personas -pereza cerebral, agitación, ansiedad, entre otros-, vinculados a su mucha presencia entre nosotros. El desempleo en los países industrializados atañe en parte a los matices propios de esta era de Internet y automatización. La cadena CNN reportó recientemente que empleos como reportero de periódicos, carteros, agentes de viajes, lectores de medidores, están en vías de desaparecer. En tanto los países pobres padecen la llamada “brecha digital”. La maravillosa tecnología también tiene sus “bemoles”.

Más que complacidos y contentos están ahora mismo algunos de los teóricos intrapartidarios que hace mucho dijeron en los organismos superiores de dirección de sus respectivas organizaciones que se hacía necesario modernizar la plataforma tecnológica con que contaban esas entidades para adecuarla a los tiempos.

En la oportunidad, supe, hubo quienes se opusieron rabiosamente a que se pusiera atención a la sugerencia porque se entendía que “aquí todavía estamos muy atrasados” y se esgrimía el supuesto de que “falta mucho, pero mucho tiempo, para que la tecnología ocupe un lugar de principalía estelar en la lucha política”. En la actualidad, lo que está pasando desmiente a quienes así creían y talvez aún lo creen.

Se están produciendo verdaderas batallas más que campales y proselitistas en el ámbito tecnológico. Y de esas escaramuzas, apenas estamos viendo la parte sobresaliente del iceberg. ¡Ay si se supieran cosas…!

Algo queda

Me escribe por mail Carlos Valerio, un fiebrú entre mis lectores, con las siguientes reflexiones: Lean ahí: “Se le atribuye a Joseph Goebbels, gran cerebro de la propaganda nazi, decir que una mentira repetida muchas veces termina tornándose en verdad, algo así como ´difama, difama que algo queda´. En el presente, hay muchos que reniegan de la verdad buscando evadir la realidad cuando le es adversa y apelan a la mentira para llenar sus vacíos y abismos, insalvables para alcanzar metas.

Hay quienes dicen que en la guerra y el amor todo es permitido, y recurren a la infamia y al engaño. Lo cierto es que hay quienes no cambian y, en la ignorancia y la estupidez, el que no tiene razón apela a lo que sea, afectado del síndrome de Jalisco.

Es como dice el pueblo: El que se va cayendo por un precipicio se agarra hasta de un clavo caliente. Y ahí surge el otro error, creyendo que los demás somos tontos, y se atribuyen fines que en realidad no tienen a los correctivos que se quieren establecer para que el de calle despierte y duerma tranquilo”. Sin comentarios…