Según la dermatóloga Karen Hernández, las personas acogen recomendaciones de las redes y prueban soluciones caseras, en ocasiones mal utilizados
En un entorno lleno de consejos de belleza en redes sociales, es común sentirse abrumado o caer en tendencias poco adecuadas para el tipo de piel de cada persona. De acuerdo con la doctora Karen Hernández, dermatóloga clínica del Instituto Dermatológico Dominicano y Cirugía de Piel “Dr. Huberto Bogaert Díaz” (IDCP), muchas consultas surgen después de que las personas prueban soluciones caseras o productos recomendados en redes, en ocasiones mal utilizados.
El cuidado de la piel se erige como un acto significativo de amor propio y un firme compromiso con nuestro bienestar general. Adoptar un enfoque profesional y consciente en el cuidado de la piel no es solo un objetivo, sino una necesidad que puede transformar nuestra salud y autoimagen.
Para Hernández, la piel se considera como la mejor carta de presentación, que va más allá de ser una barrera protectora frente al entorno. Es un reflejo directo de la salud física, emocional y de los hábitos cotidianos.
“Como dermatóloga, mi objetivo es ayudar al paciente a conocer las necesidades únicas de su piel, diseñar un plan personalizado y recomendarle productos y tratamientos respaldados por evidencia científica. La salud de la piel no debe dejarse en manos de la improvisación”, agrega Hernández.
La doctora destaca que varios factores influyen en la salud y apariencia de la piel. Uno de los más significativos es el estrés. “Ante situaciones de estrés, el cuerpo libera cortisol, una hormona que puede incrementar la producción de grasa en la piel, favoreciendo problemas como el acné y la inflamación”, explicó la doctora.
Además, Hernández dijo que el estrés crónico acelera el envejecimiento, al reducir la producción de colágeno, lo que se traduce en arrugas y pérdida de elasticidad.
Estrecha relación entre la nutrición y el cuidado de la piel
De acuerdo con la dermatóloga, otro aspecto fundamental es la alimentación. “Existe una relación estrecha entre los hábitos alimenticios y la salud de la piel”, señaló. Según la galena, dietas ricas en azúcares y alimentos ultraprocesados fomentan la inflamación y el envejecimiento prematuro, mientras que alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos esenciales aportan luminosidad y elasticidad.
El sueño también juega un papel crucial en el cuidado de la piel. “Durante el sueño, nuestro cuerpo entra en un modo de reparación. La falta de sueño no solo ocasiona ojeras y opacidad, sino que también debilita la barrera cutánea, volviendo la piel más vulnerable a irritaciones y al envejecimiento prematuro”, subrayó Hernández.
Antes de considerar tratamientos avanzados, es crucial establecer una rutina básica:
- Protector solar diario: Es indispensable para prevenir el envejecimiento, las manchas y el cáncer de piel. Se recomienda su uso diario, incluso en interiores o en días nublados.
- Limpieza adecuada: Ayuda a eliminar residuos, grasa y contaminación, permitiendo que la piel funcione correctamente.
- Hidratación: Es esencial para conservar la elasticidad y la función de barrera de la piel, independientemente del tipo de piel.
- Hábitos saludables: Una buena alimentación y un descanso de calidad potencian la salud de la piel.
“Cuando se dominan estas bases, cualquier tratamiento adicional tendrá mejores resultados y potenciará la salud de tu piel”, comentó Hernández.
Una piel bien cuidada no solo se ve mejor, sino que también hará sentir más seguro y en equilibrio contigo mismo. “Estoy aquí para ayudar a lograrlo, guiando para que este sea el mejor año para tu piel”, concluyó Hernández.
Hábitos que benefician la apariencia de la piel
- Practicar actividades relajantes como yoga, meditación o ejercicios de respiración.
- Establecer límites en la rutina diaria para evitar la sobrecarga.
- Priorizar una dieta balanceada con frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras.
- Incorporar alimentos ricos en antioxidantes, como salmón, nueces, aguacate y frutos rojos.
- Mantener una rutina de sueño consistente, con 7 a 9 horas por noche, y evitar pantallas al menos una hora antes de acostarse.