El propósito fundamental del Museo de las Casas Reales es ofrecer una representación visual de los diversos aspectos de la vida en el país a lo largo de más de tres siglos.

El proyecto comenzó con un conjunto arquitectónico conformado por dos edificios del siglo XVI, los cuales habían sido profundamente modificados debido a arreglos, remodelaciones, divisiones y añadidos. En esta edición, la Zona Retro recuerda el proceso que llevó a la creación del museo.

Origen

Los dos edificios elegidos para alojar el museo habían cumplido previamente funciones como Palacio de los Gobernadores y Capitanes Generales, uno de ellos, y como sede de la Real Audiencia y Contaduría, el otro, lo que permitió una distribución acorde con los objetivos planteados.

En este contexto, el museo cubriría el período colonial, que se inició con la llegada de Colón a la isla y concluyó con la emancipación de la metrópoli proclamada por Núñez de Cáceres en 1821, abarcando más de tres siglos de presencia española en territorio americano.

El propósito era englobar las instituciones y actividades que pudieran ofrecer una visión integral del desarrollo histórico: gobierno, economía, justicia, legislación, cultura, agricultura, comercio, industria, urbanismo, viajes, religión, salud, moneda y organización militar.

Infraestructura

La restauración del monumento, realizada por los arquitectos Eugenio Pérez Montás y Manuel Valverde Podestá como parte del proyecto impulsado por el Gobierno en la Zona Colonial, puso al descubierto una serie de elementos que fueron clave para definir la planificación museológica.

Aunque, en conjunto, constituyen un único monumento, los edificios asignados a la Real Audiencia y al Palacio de los Gobernadores presentaban características distintivas que los diferenciaban claramente, las cuales fueron respetadas durante el proceso.

Para representar de manera didáctica las diversas actividades del período colonial, se emplearon dioramas naturales o recreaciones a tamaño real de los ambientes, junto con paneles explicativos y otros recursos complementarios, todo ello diseñado bajo una organización coherente y con un riguroso apego a la fidelidad histórica.

En este contexto, los dioramas naturales instalados en el Museo representan el salón de gobernadores, los despachos del gobernador y sus ayudantes, la farmacia, las caballerizas, la cochera y Santa Bárbara o polvorín, ubicados en el Palacio de los Gobernadores. Sala del Real Acuerdo, y despachos del oidor principal y de los secretarios, en el Palacio de la Real Audiencia.

En relación con otros aspectos de la vida colonial, se habían diseñado paneles explicativos organizados en secuencias lógicas, empleando un enfoque moderno tanto en términos museológicos como en los materiales utilizados. Se optó por fibra de vidrio, un material liviano y resistente, sobre el cual se fijaron las ilustraciones. Estas, a su vez, fueron recubiertas con una capa plastificada transparente que no solo aseguraba su fijación, sino que también las protegía.

Además, se realizaron reproducciones, ya sea a tamaño natural o a escala reducida, de piezas representativas de diversas actividades. Por último, se incluyeron algunos objetos originales, como armas, cerámica, utensilios de ingenios y elementos arquitectónicos.

Fuente documental

Se realizó una minuciosa investigación en fuentes documentales antes de desarrollar el material museográfico. Siempre que fue factible, las reproducciones se basaron en material gráfico antiguo, y en los casos donde este no estaba disponible, se crearon objetos que reflejaban los hallazgos obtenidos a partir del análisis de documentos históricos.

Detalles importantes del interior

En uno de los muros se exhibe un cuadro del arzobispo Geraldini, obra del pintor Joaquín Vaquero Turcios. En la parte superior de las paredes se encuentran el escudo de la familia Colón, el del Gran Almirante tras el descubrimiento de América y el de los Pinzones.

En el centro de la sala sobresalen las reproducciones a escala de las tres carabelas del Descubrimiento, mientras que al fondo de la nave se aprecia un mapa con la ruta de los cuatro viajes de Colón, equipado con luces móviles.

Al pasar de esta sala a otra, se halla una recreación de la farmacia, una réplica a gran escala de la original en el Hospital de Tavera, en Toledo, España. Redomas, morteros, retortas, frascos para destilación, lavativas, pesas, balanzas, palmatorias y hermosos conjuntos de frascos de cerámica y recipientes de vidrio soplado adornan los estantes, armarios y mesas de la sala.

En la sección dedicada a la economía, la parte referente al azúcar exhibe piezas originales provenientes del país: un antiguo ingenio de madera, calderas, pilones y espumaderas, que ofrecen una visión de cómo era la industria azucarera en sus inicios.

En las secciones dedicadas a la minería, la industria, la agricultura y el tabaco, se utilizaron símbolos y colores en los paneles explicativos, los cuales tienen un gran valor didáctico. En el patio del Palacio de los Gobernadores, se encuentran las caballerizas, el polvorín o Santa Bárbara y la cochera, situadas en los mismos lugares en los que estuvieron durante la época colonial.

El mobiliario consiste en réplicas de muebles de la época de Fernando VII, mientras que las armas originales, de gran valor, forman parte de la colección Osorio, que fue adquirida por el Estado dominicano.

En adición a esto, hay una sala dedicada a la urbanización civil, religiosa y militar, que comienza con el período indígena y presenta algunas piezas originales y reproducciones de planos de edificios y ciudades. Otra sala está destinada al comercio, y en ella se incluyen información sobre la esclavitud, los corsarios, la piratería y el papel de Santo Domingo como centro de expansión comercial.

El Museo de las Casas Reales también contaba con áreas destinadas a cafetería y servicios. La obra fue finalizada en enero de 1976, quedaba pendiente su inauguración y apertura al público.

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