Uno de los grandes problemas que tiene la historiografía de origen anglófona, cuando aborda los estudios relacionados con los imperios ibéricos en la Edad Moderna, es que ignora lo relacionado con el progreso de la ciencia en unas estructuras políticas que no acaban de entender por lo diversa y poliédrica de su naturaleza. Este problema deriva principalmente por la escasa consideración que muestran por lo que se produce en nuestros idiomas. Consecuencia y secuela de esta limitación es que cuando interpretan nuestros procesos históricos, parten de la idea que nuestra historia y nuestros pueblos no aportaron nada el progreso de la civilización, restando valor a las interpretaciones que hacen de los procesos históricos y culturales de Iberoamérica. Quiero hacer alusión a un libro no reciente, pero si relevante que hemos comentado y discutido con cierto fragor los últimos meses en las entrañas de nuestro doctorado de Historia del Caribe a raíz de algunas investigaciones históricas del siglo XVIII sobre la región en la que nos hallamos inmersos.
El libro, que desde luego recomendamos, se llama Nature, Empire, and Nation Explorations of the History of Science in the Iberian World del historiador de la Universidad de Texas en Austin, Jorge Cañizares Esguerra, quien nació en Ecuador y creció entre México y Colombia. Una investigación que aborda un terreno histórico casi inexplorado por la historiografía en inglés, el de nuestro legado en la ciencia de la modernidad, aunque en las últimas décadas la historiografía iberoamericana ha prestado bastante atención al desarrollo de los acontecimientos científico en sus mundos imperiales con una profusa y contundente producción historiográfica que, por ejemplo, argumenta en la actualidad que el egoísmo epistemológico de Humboldt opacó el conocimiento construido por los hombres americanos que estudiaban el continente en el siglo XVIII, a pesar de que alimentó su obra apoyándose en sus investigaciones.
El libro de Cañizares Esguerra, además de ser una contribución a la historia científica del mundo iberoamericano, es un trabajado focalizado en el pensamiento político y económico a ambas orillas del Atlántico. El trabajo se extiende desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX y se centra en las preocupaciones del conocimiento natural en la primera modernidad. El autor explora las diferentes interpretaciones de la naturaleza surgidas de los imperios ibéricos desde dos ópticas, una desde la prioridad imperial y otra desde la naciente identidad criolla. En la primera, centra su foco de interés tanto en la economía mercantil como en las políticas imperiales que perseguían el desarrollo de cierta tecnología para la explotación de los recursos naturales, argumentando la idea que nuestro mundo merece un lugar más destacado en la historia de la ciencia moderna temprana. Su opinión es que esta omisión se debe a que la historiografía moderna de la ciencia puso su mirada en la Europa septentrional y en las ciencias exactas, primero durante la Reforma Protestante y con posterioridad con la Ilustración, olvidándose de la botánica, la medicina y la geografía surgidas al calor de la era de las navegaciones que enlazaron todos los océanos y permitieron la primera globalización. En la segunda, en cómo los hombres americanos sintieron la necesidad de conocer su tierra, su mundo.
Sostiene el autor la idea, cuando menos provocadora para el mundo anglófono, que las empresas, los métodos y los logros científicos de los hombres iberoamericanos del siglo XVI y XVII sentaron las bases de las tradiciones empíricas, experimentalistas y utilitaristas que suelen atribuirse a Francis Bacon y la ciencia inglesa del siglo XVII. Para argumentar esta idea se apoya en los trabajos de José Antonio Maravall, Antonio Barrera y Juan Pimentel y en una abundante y cuidada selección iconográfica de la época, afirmando que los temas de la ciencia baconiana derivaron de unas tradiciones ibéricas que favorecían un enfoque práctico del estudio de la naturaleza y privilegiaban la observación moderna frente a la confianza en los presupuestos de la antigua filosofía natural.
De esa manera, en los ensayos del libro se plantean sólidas, vigorosas y atractivas argumentaciones, cuando menos muy sugerentes, que objetan y desafían los relatos dominantes sobre el desarrollo de la ciencia moderna y de la modernidad en general, soportadas sobre evidencias documentales sistemáticas y una cuidadosa argumentación. Los siete ensayos que contiene el libro, a pesar de la gran amplitud de la temática y una cronología extensa, se mantiene sobre una investigación rigurosa soportada sobre un profundo conocimiento de los textos analizados y de los autores trabajados.
Es difícil negar la importancia de este trabajo en la historia de la ciencia moderna y, sobre todo, no tanto para nosotros los historiadores que trabajamos principalmente en español y leemos en inglés para nuestra labor, sino el haber introducido este delicado cuestionamiento a la excluyente comunidad historiográfica de habla inglesa. Aunque como él mismo sostiene en las páginas del libro, este trabajo está por hacer, se trata de un comienzo y corresponde a las jóvenes generaciones de historiadores trabajar para incorporar nuestro mundo iberoamericano, como se merece, en los relatos sobre el desarrollo de la modernidad.
Centro estudios caribeños. PUCMM. Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World”. This project has received funding from the European Union´s Horizon2020 research and innovation programme under the Marie Sklodowska Curie grant agreement Nº 823846.